Una mujer, al frente de un millón de luteranos
Una pastora progresista y feminista es la primera obispo de la Iglesia protestante alemana
Sin grandes alharacas y casi sin polémica, Maria Jepsen, una teóloga alemana de 47 años con fama de progresista, se convirtió el sábado pasado en la primera mujer obispo de la Iglesia luterana, cuando el sínodo de la diócesis de Nordelbien la eligió obispo de Hamburgo. A partir del primero de julio, cuando sustituya al titular actual, Peter Krusche, de 67 años, dirigirá espiritualmente a casi un millón de cristianos luteranos, agrupados, en 208 parroquias, y contará para ello con la ayuda de 334 pastores y pastoras.La elección de Jepsen se produjo en la primera votación y por una mayoría considerable: 78 votos contra los 48 de su oponente, un varón. Era el tercer intento en los últimos dos años de una mujer de esta diócesis para hacerse con uno de los tres obispados que la integran. En Schleswig y en Lübeck ganaron sendos hombres. Jepsen lo ha conseguido por fin en Hamburgo, diócesis donde existen mujeres pastoras desde 1969.
Nacida en la pequeña ciudad de Bad Segeberg, a mitad de camino entre Lübeck y Hamburgo, esta mujer de pequeña estatura y apariencia frágil quería ser profesora de latín, pero descubrió la teología, y la fascinó. Estudió en las universidades de Tubinga, Kiel y Marburgo. Luego fue pastora durante 18 años, hasta que llegó a un puesto directivo de la diócesis de Nordelbien. Su interés por el Antiguo Testamento la ha llevado a estudiar lenguas arcaicas, y es especialista en arameo. Está casada, y su marido, Peter Jepsen, también pastor luterano, ha decidido dejar su diócesis durante los próximos tres años para cuidar la casa y ayudar en lo que pueda a su esposa.
Según los expertos, su elección se debe en gran parte al excesivo conservadurismo de su rival, que hizo que las simpatías de decantaran por ella. Cuando se hizo público el resultado de la votación surgieron muchos aplausos, pero pudieron verse también los rostros estupefactos de algunos santos varones, especialmente entre la alta jerarquía de esta Iglesia, que, no en balde, fue la religión oficial del Estado prusiano. Sus enemigos la consideran "la teóloga de los grupos marginales".
En su primer sermón como obispo de Hamburgo dijo que representaba "una teología suavemente feminista", y añadió: "Trabajaré para conseguir una nueva comunidad entre hombres y mujeres. Hasta ahora, la Iglesia ha considerado las cualidades de la mujer desde un único punto de vista, y les ha permitido servir sólo en el nivel más bajo. No se debe permitir que esta situación persista". Considera también que la Iglesia "es la Iglesia de abajo, no para los pobres, sino con los pobres".
Otra mujer, una católica que ocupa uno de los cargos mas altos en el Estado alemán, la presidenta del Bundestag (Parlamento), la democristiana Rita Süssmuth, aprovechó la ocasión para decir: "Espero que este ejemplo anime también a la Iglesia católica, y permita una discusión interna sobre el papel de la mujer en la Iglesia y estimule a las mujeres a seguir luchando por la completa participación y el fin de la discriminación".
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