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La ultraderecha supera todas las previsiones en los comicios de dos Estados de Alemania

La extrema derecha irrumpió ayer en la política alemana, en las elecciones a los länder de Baden Würtemberg y Schleswig-Holstein, con una fuerza muy por encima de la que apuntaban las encuestas más pesimistas. Los Republikaner consiguen el 11% de los votos en el primero de estos Estados, forzando un Gobierno de gran coalición entre democristianos (CDU) y socialdemócratas (SPD). En Schleswig-Holstein, donde las encuestas ni contemplaban su presencia, la Unión del Pueblo Alemán (DVU) supera el 6%, aunque el SPD conserva su mayoría absoluta en el Parlamento gracias al descalabro de la CDU.

En ambos länder el voto de protesta afecta exclusivamente a los dos grandes partidos -democristianos y socialdemócratas-, pero es la CDU del canciller Helmut Kohl la que sufre mayor descalabro. Por el contrario, además de la extrema derecha, también suben considerablemente los liberales (FDP) y los Verdes. La estrategia de Kohl de basar su campaña electoral en el espinoso tema del derecho de asilo, exacerbando así el problema de la inmigración, ha acabado favoreciendo a los partidos de extrema derecha. Así lo reconocían ayer, aunque con diferentes matices, los principales líderes políticos. Según el actual ministro presidente de Baden-Würtemberg, el democristiano Erwin Teufel, que ha visto como la CDU perdía 10 puntos y la mayoría absoluta en el Parlamento de Stuttgart, pasando de un 49% a un 39%, aseguraba que el voto de protesta contra su partido se debía a no haber reaccionado a tiempo contra el flujo de inmigrantes extranjeros y por la "factura" de la unificación.

Cuestión emocional

Su contrincante, el socialdemócrata Dieter Spoeri, cuyo partido pasó de un 32% a un 29,6%, calificó la elección de ayer "de una vergüenza para los partidos democráticos" y acusó a la CDU de haber "instrumentalizado" el tema del asilo y haberlo convertido en una "cuestión emocional". Teufel, probablemente, seguirá gobernando en Stuttgart, aunque con toda seguridad encabezará una gran coalición. Los Verdes, que también subieron hasta un 9,2% se mostraron partidarios de entrar en el Gobierno, al igual que los liberales (FDP), que se mantuvieron en torno a un 6%. Teufel descartó totalmente la entrada de los reps en el Gobierno, y se mostró abierto para negociar con "todos los partidos democráticos".

Los grandes triunfadores de las elecciones de ayer son los Republikaner del antiguo oficial de las SS hitlerianas Franz Schoenhuber. El 11,3% y los 16 diputados obtenidos en el land más rico de Alemania, supone su resurrección política después del hundimiento que siguió a la unificación alemana. Su presencia entre el electorado vuelve a mostrar que la extrema derecha recoge últimamente sus votos también entre el electorado de izquierdas. En Baden-Würtemberg, los reps han subido en las zonas industriales en un 15%. También, curiosamente, la CDU ha tenido sus mayores pérdidas en las zonas de predominancia católica y en beneficio de la extrema derecha.

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Si el voto de protesta entraba dentro de lo previsto por todas las encuestas en Baden-Würtemberg, nada hacía suponer que se trasladaría también al norteño Schleswig-Holstein, gobernado en solitario por los socialdemócratas, encabezados por su líder Bjorn Engholm, desde 1988, tras el escándalo Barschel. El descenso del SPD hasta un 46,5% desde el abrumador 55% que obtuvo entonces en una situación especialmente emocional, si bien superior al previsto, entraba dentro de lo lógico. Lo que ya no lo es tanto es que la CDU bajara aún más de lo que hizo en 1988. Los democristianos pierden más de tres puntos sobre el 33,3% que tenían en un land que había sido su feudo en el pasado.

Los grandes beneficiados, en este caso, son todos los demás partidos que hasta ahora no estaban representados en el Parlamento de Kiel, pero especialmente la ultraderechista Unión del Pueblo Alemán (DVU), que tras su reciente éxito en Bremen, alcanza ahora un 6,6% de los votos y se hace con cinco diputados en Kiel. Los liberales obtienen un 5,5% y los verdes consiguieron superar la barrera del 5%, pero el gran descenso de la CDU permite al SPD conservar la mayoría absoluta en el Parlamento. La minoría danesa obtiene un 2% y un diputado, ya que está eximida de la clausula del 5%. También en Schleswig Holstein, la DVU sube en las ciudades y el SPD baja ocho puntos en las zonas obreras.

Los resultados son una catástrofe para el partido del canciller Kohl, que incluso podría poner en peligro su Gobierno, que a partir de ahora y hasta 1994 no tendrá otra oportunidad de una revancha en las urnas. Para los socialdemócratas son peores de lo previsto y dejan de nuevo a su líder Bjorn Engholm sin haber conseguido reafirmar su preponderancia.

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