Kurdos 4
Disculpen si me pongo pesado al referirme otra vez a los kurdos, pero observo que es un pueblo que sólo interesa cuando sirve para justificar la maldad de nuestros enemigos, y en cambio, ni mentarlo cuando padece persecución de nuestros aliados. La cuestión kurda interesó mucho a nuestros intervencionistas, los partidarios de enviar divisiones azules a donde se tercie, hasta que se descubrió que un 60% del pueblo kurdo está bajo la protección turca; es decir, de nuestros aliados. Ante esta evidencia, los kurdos han desaparecido de nuestro mercado informativo y de nuestro mercado político, incluso habríamos llegado a sospechar sobre su inexistencia, de la misma manera que hay serias dudas de que se produjera la guerra del Golfo. ¿Recuerdan?Aún no repuestos de la noticia de que ni siquiera las mantas que envíamos a los kurdos llegaron a su destino, sino que, mediante el mantagate, aparecieron de pronto en las chimbambas con el extraño empeño de abrigar a pueblos africanos amigos y residentes en el trópico, sabemos ahora que los turcos no se portan elegantemente con los kurdos, hasta el punto de merecer una severa crítica por parte de los Estados Unidos de Alemania. Yo esperaba que nuestro ministro, consciente del problema kurdo como el que más, hubiera enviado a Turquía unos cuantos paracaidistas, mantas y pegatinas de la Expo. Pero, a la espera de cuál pueda ser la reacción norteamericana, nuestra política exterior permanece agazapada, no vaya a ser que de pronto se sepa que el genocidio turco sobre los kurdos forma parte del orden internacional.
Si los kurdos asesinados por Sadam Husein formaban parte del viejo orden internacional y los ahora asesinados por los turcos, en cambio, se integran plenamente en la modernidad y en el nuevo orden internacional, yo no he dicho nada.
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