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La EMT retrasa la paga extra de marzo porque no tiene dinero en caja

Javier Casqueiro

La Empresa Municipal de Transportes (EMT) no está en quiebra o en suspensión de pagos porque es pública y sus pérdidas las asumen el Ayuntamiento y el Estado, a través del Consorcio Regional de Transportes. La dirección de la empresa achaca la crítica situación actual -con falta de liquidez y unas pérdidas y subvenciones por viajero no recibidas que se acercan a los 4.000 millones- a los dos meses que se cumplen de huelga "salvaje e irracional". Los trabajadores adivinan intenciones de privatizar el servicio, y este mes se retrasará el abono de la paga extra.

El director gerente de la EMT, Tomás Burgaleta, planteará los datos de la repercusión de la huelga el próximo martes a su Consejo de Administración, presidido por el alcalde. Burgaleta defenderá allí que el nivel de pérdidas actuales no se puede sostener mucho tiempo y que, por tanto, hay que tomar medidas políticas para paliar el desgaste que ocasiona la huelga.Algunas medidas se notarán inmediatamente. Los trabajadores y algunos proveedores tendrán que esperar a un mejor momento para cobrar, unos la paga extra de marzo (107.000 pesetas para cada uno) y otros el dinero que se les adeuda por materiales entregados, como combustible.

Burgaleta no quiere ser alarmista, pero reconoce la gravedad de la crisis económica de la empresa y responsabiliza de todos los males a la huelga que se inició el pasado 3 de febrero: "La falta de liquidez [dinero en caja] se deriva de unos clientes que nos deben un dinero [alrededor de 1.000 millones de aportaciones todavía no devengadas del Ayuntamiento y el Consorcio] y que no nos pagan. Esto es subsanable a corto plazo. La empresa, además, ha empezado a resentirse, sobre todo por las pérdidas, que son mucho más preocupantes". Como pérdidas duras y puras, "que ya no podrán ser recuperadas y que no pagará nadie excepto los de siempre, los ciudadanos", Burgaleta calcula en estos momentos unos 2.250 millones de pesetas de viajes no realizados en los autobuses durante febrero y marzo.

Menos viajeros, menos dinero

Los estragos de la huelga de 27 jornadas en febrero se han trasladado a marzo, aunque se desarrolle en este mes sólo en días alternos (lunes, miércoles y viernes). Pero las molestias y la incertidumbre ante la prestación del servicio han provocado que unas 350.000 personas (es decir, un 20% de los usuarios habituales) hayan dejado de utilizar los autobuses públicos también los martes y los jueves.La efectividad de los servicios mínimos, en los días en que sí hay paros, también es cuestionada por los usuarios, que sólo los utilizan al 50% de su capacidad.

A los 2.250 millones de pérdidas hay que sumar 1.100 millones de las subvenciones que Otorga el Estado (a cada viaje, 20 pesetas). La tesorería de la EMT tendrá que incorporar a estos 3.350 millones de pérdidas y subvenciones no recibidas otros 500 más por problemas de liquidez.

"No tengo asegurada la total cobertura de liquidez hacia las obligaciones previstas para finales de marzo, la nómina, la paga extra y cumplir con los proveedores", admitió ayer Burgaleta.

Adelantó que en sus planes para darse un respiro econórnico está retrasar su cumplimiento con algunos proveedores y con la paga extra de marzo. Las nóminas de marzo sí han sido firmadas.

Los trabajadores aguardaban con avidez esta paga extra, denominada paga de vacación. Gracias a esas 107.000 pesetas algunos trabajadores esperaban recibir este mes, pese a la huelga, unas 180.000 pesetas. Portavoces de la Plataforma Sindical, el sindicato mayoritario, vislumbran tras esta situación económica la intención de llevar la empresa a la quiebra para luego justificar como inevitable su privatización.

Burgaleta lo desmiente: "La decisión de privatizar no depende de mí, pero, ¿quién se iba a querer hacer cargo de una empresa con esta deuda?".

La dirección no está preocupada por la falta de liquidez. El Ayuntamiento y el Consorcio Regional de Transportes, a los que está ligado la EMT por un contrato programa, son los clientes deudores. Pero si se prolonga.el conflicto sí habrá caras largas. "Si esto dura mucho tiempo más, habría que plantearse la continuidad de la empresa, aunque no de cara a la privatización", precisa Burgaleta.

La EMT aguanta porque el Ayuntamiento y el Consorcio resuelven las carencias económicas. "Si la EMT fuese privada no duraría un día más, porque la huelga se habría comido ya a la empresa", sentencia Burgaleta.

A la dirección le han amargado el dulce de su gestión empresarial durante 1991 con esta huelga. El ejercicio pasado se acaba de cerrar con un balance positivo. Burgaleta pensaba presentar el martes unas cifras innovadoras en la EMT: 180 millones de superávit. Eso sí, la aportación estatal llegó en 1991 a 8.850 millones de pesetas. Este año todo será peor, aunque el Estado ha aumentado su asignación a más de 10.000 millones.

Las pérdidas provocadas por la huelga actual, que la dirección corrige hasta 2.000 millones tras descontar los ahorros de personal y combustible, se intentarán recuperar en los próximos meses si el conflicto termina.

La dirección propondrá entonces al Consejo de Administración actuaciones más contundentes "para reconstruir a medio plazo esta empresa". La reestructuración pasará por procedimientos como aumentar la productividad, rebajar el incremento salarial y reestructurar la plantilla (7.000 personas).

El plan de reflexión sobre el futuro de la EMT puede incluir, además, expedientes de regulación de empleo. Con los últimos cuatro despidos, la empresa ha rescindido su relación laboral con 48. trabajadores que tomaron parte en los incidentes de los primeros días del conflicto.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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