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Tribuna
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Semen Down

Entre el miedo al sida, la edad -hoy menos que ayer pero más que mañana- y lo selectiva que me he vuelto, ni siquiera me he dado cuenta de que, en los últimos 50 años, la producción de espermatozoides y de semen -mon Dieu- del hombre occidental han decaído en un 50%, a causa de unos elementos químicos utilizados en la industria. Yo no sé si mis lectoras serán igual de distraídas; en cualquier caso, les recomiendo la lectura de la espeluznante información que publicamos ayer.Cuando hayan examinado a fondo el artículo, verán que del mismo pueden extraerse interesantes conclusiones. Primera y principal que, si la cosa sigue a este ritmo, en 50 años más el hombre blanco no podrá perpetuarse, lo cual solucionará para siempre el problema de Matildita con la ampliación del aborto por cuarto supuesto, y constituirá la única aportación sensata que dicho especimen (el bombre blanco, no la ministra) habrá aportado al progreso de la humanidad. Ítem más: descubrirán que, mientras ustedes se preocupaban por los desastres que la ley de la gravedad producía en, sus senos, uno de cada 20 hombres con los que se han acostado era: a) infértil, o b) subfértil. E incluso puede que sólo tuviera siete millones de espermatozoides por milímetro (cuadrado y de semen, el tamaño no tiene nada que ver con esto).

Incluso la historia cambia de sentido. La guerra del Golfo, por ejemplo. Yo no me habría llevado el disgusto que me llevé si hubiera sabido que el general Schwarzkopf y sus muchachos, mientras avanzaban tormentosamente por el desierto, iban perdiendo espermatozoides que daba gloria. Incluso el debate de la nación lo contemplé ayer con otros ojos.

Reconforta pensar que hemos inventado algo definitivo para no reproducirnos. No todo iba a ser cargarse el planeta.

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