La extrema izquierda turca se suma violentamente a la rebelión kurda
ENVIADO ESPECIALGuerrilleros urbanos asesinaron ayer a dos oficiales del servicio secreto turco en el centro de Estambul, en una audaz emboscada callejera que vino a confirmar los peores temores del Gobierno del primer ministro, Suleimán Demirel: la extrema izquierda se ha sumado a la violenta rebelión kurda en el sureste del país, donde los combates con las fuerzas de seguridad han dejado un saldo de al menos 55 muertos. Ayer mismo, según France Presse, la aviación turca ametralló y lanzó bombas incendiarias sobre Sirnak, en pleno Kurdistán. Tanto el Gobierno como el Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), que ha jurado extender su campaña a las ciudades, hablan ya de guerra.
La de ayer en Estambul fue una operación ejecutada con asombrosa precisión, lo que dio un alarmante giro a la crisis en Turquía. Cuatro hombres y una mujer de la organización Dev Sol (Izquierda Revolucionaria) interceptaron un autobús que transportaba personal del servicio secreto y abrieron fuego con fusiles automáticos. Decenas de peatones y automovilistas vieron horrorizados cómo los guerrilleros se aproximaron al autobús y dispararon contra las ventanillas. Tras vaciar sus cargadores, los asaltantes huyeron en un taxi robado. Mientras los siete heridos eran llevados a un hospital, Dev Sol describió el atentado como "un castigo" a la represión militar contra los kurdos. Uno de los muertos era comandante del Ejército.El líder del PKK Abdulá Ocalán, parece haber aprovechado la oportunidad que esperaba desde hace años para arrinconar al Gobierno y demandar la independencia del Kurdistán turco
Coste humano
Aparte del atentado de ayer, tres hechos registrados en los últimos dos días dieron la pauta de lo que -cuatro años después de la campaña kurda que se ha cobrado más de 3.400 vidas- le espera a Turquía: una crisis destinada a ir sólo en aumento.
Con claras intenciones de capitalizar al máximo la euforia nacionalista de un buen sector de los 10 millones de kurdos de Turquía, Abdulá Ocalán proclamó el estallido de la guerra y, en una entrevista publicada en el diario liberal Milliyet, pronosticó que el coste humano va a ser altísimo. "No importa si mueren cien mil. Hemos estado preparándonos para esto durante 20 años".
Por otra parte, los turcos de Europa se han movilizado con rapidez. Cuatro personas, entre ellas un policía, resultaron heridos en una manifestación ante la embajada turca en Londres. Otras cuatro personas resultaron heridas en Wiesbaden, Alemania, cuando un grupo de simpatizantes kurdos atacó con bombas incendiarias un banco turco. Alrededor de 300 turcos ocuparon ayer durante media hora el parlamento de Westfalia, en Alemania, y otros 90 las instalaciones del diario Liberation en París. También se celebraron protestas contra la política de Ankara hacia los kurdos en Grecia y Noruega, informa Reuter.
En Holanda, un incendio destruyó ayer una mezquita turca situada al norte de Amsterdam. El suceso no produjo víctimas mortales, aunque sí un herido entre los bomberos que acudieron a contener las llamas. A última hora de la noche nadie había reivindicado aún los hechos y los expertos trataban de averiguar si el fuego comenzó de manera fortuita, informa Isabel Ferrer desde Amsterdam.
Entre tanto, esporádicos disparos intensificaron ayer la tensión en Cizre y en otras localidades escenario de encarnizados combates desde que la policía arremetió contra simpatizantes del PKK que aprovecharon las celebraciones del Nevruz (año nuevo kurdo), el sábado, para desafiar el formidable despliegue de las fuerzas de seguridad. Al caer la tarde, France Presse aseguraba que aviones turcos ametrallaban y lanzaban bombas incendiarias sobre Simak.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.