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Los francotiradores contra el 'sistema Italia'

Políticos formados en la 'partitocracia' proponen nuevas vías frente a un sistema en crisis

Son los francotiradores dialécticos que amenazan a cuanto representa el pianista del salón, Giulio Andreotti, especialista en gobernar con la crisis según el título de sus último libro. También constituyen una preocupación para el otro pilar del statu quo, el socialista Bettino Craxi.Sus tiros, menos peligrosos que los que últimamente ha lanzado la Mafia contra la quintaesencia del clientelismo, pueden llegar a tener el efecto de fragmentar más el voto y, dada la alta proporcionalidad del sistema electoral, hacer que los cuatro partidos que integran la actual mayoría caigan de la cota del 51%. En ese caso habrían alcanzado el fundamental objetivo común a todos ellos.

El más inocuo a corto plazo es Mario Segni. Prototipo de la reforma del sistema desde dentro, es también el mejor ejemplo de un nuevo movimiento transversal que busca la regeneración a partir de los elementos que se supone más sanos de cada partido, con la fe en que el corte horizontal de la tarta política hará que ésta muestre su cara más apetitosa y noble. La figura política de Segni, hijo de un ex presidente de la República, latifundista sardo, que dimitió en 1964 en un clima de oposición casi armada a la presencia de los socialistas en el Gobierno, a la que él se había opuesto, ha crecido a pasos de gigante como el promotor de un referéndum sobre la reforma electoral resuelto positivamente el 9 de junio, pese a la oposición de socialistas, y democristianos. Fue un gran triunfo y un primer paso hacia el cambio, tras el que muchos esperaron que Segni dejara el Partido Democristiano. Pero ha decidido permanecer en él, aunque ligado a más de 400 candidatos de otros partidos y del suyo por un pacto expreso que les obliga a no votar a un Gobierno que se oponga a la reforma del sistema electoral y a cortar la larga mano de los políticos sobre la empresa y el déficit públicos.

Pero Segni pedirá el voto para la DC. Se justifica diciendo que ese conglomerado de corrientes es reformable y que el núcleo duro de la partitocracia es el PSI de Craxi. Quiere que caiga la cuota electoral de la mayoría, pero sin pérdidas decisivas para los democristianos.

Tradición rota

Giorgio La Malfa sigue con gran atención la evolución de Segni. Heredero del pequeño Partido Republicano, que ha sido un constante aliado de la DC en el Gobierno desde 1948, La Malfa rompió el año pasado esa tradición heredada de su padre, Ugo, cuando rechazó entrar en el último Gobierno formado por Andreotti. La razón fue que no le daban las competencias que el PR había tenido tradicionalmente sobre el control de algunos medios de comunicación públicos. Pero luego razonó que la alianza con los democristianos había perdido todo sentido tras la caída del telón de acero, y enarboló la bandera de la crítica a la partitocracia. Sostiene que la reforma en Italia no es posible mientras la Democracia Cristiana no se divida, y es claro que espera que el caso Segni tenga ese desenlace en un futuro más o menos próximo.Leóluca Orlando ya ha vaticinado que Segni saldrá de la DC antes de 12 meses. El optó por esa vía hace un año, cuando anunció que era imposible reformar desde dentro ese partido al que sirvió desde la dura posición de alcalde renovador en Palermo. Ha creado el movimiento La Rete con la colaboración de elementos destacados del antiguo partido comunista, como el ex alcalde de Turín Diego Novelli. En las regionales de Sicilia de junio, demostró que podrá sentarse holgadamente en el próximo Parlamento.

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