La magnitud del ascenso de Le Pen y el descalabro socialista centran el interés electoral en Francia
Un total de 36,7 millones de personas tienen hoy la oportunidad de hacer la primera fotografía a tamaño natural del mapa político francés de los años noventa. Incluso los socialistas, probables grandes perdedores de la jornada, reconocen, a través de la primera ministra, Edith Cresson, la "importancia considerable" de las elecciones regionales y cantonales de este primer domingo de la primavera. La opinión de los electores, dice Cresson, será "interpretada" por el poder y "servirá de modelo a lo que ocurrirá en la vida política francesa en los próximos años".
Hace unos días, Philippe Marchand, ministro del Interior, dijo a EL PAÍS: "Estas elecciones tienen dos grandes listones simbólicos. Uno es ese 20% de los votos debajo del cual puede quedar el Partido Socialista (PS); otro es ese 15% que puede alcanzar o superar el Frente Nacional (FN)". Marchand, que participaba en una cena informal en la Embajada española en París, añadió: "Si los socialistas no llegamos al 20% y la extrema derecha supera el 15%, la jornada del 22 de marzo será catastrófica para nuestra democracia".El PS celebrará esta noche como una gran victoria si arranca un 20% de los sufragios, y eso que un resultado sernejante será el peor desde 1969 del partido fundado por François Mitterrand. Los socialistas se han hecho el cuerpo a pagar la factura de la decepción del electorado que en 1988 dio de nuevo la presidencia a Mitterrand. El constante incremento del desempleo, cercano a los tres millones de personas, y la sucesión de escándalos políticos y financieros, han creado del PS la imagen de un partido que no respeta sus promesas de mayor justicia social y mayor moral en los asuntos públicos.
Abstención
Los ex primeros ministros Laurent Fabius y Michel Rocard, los actuales hombres fuertes del PS, han hecho una campaña basada casi exclusivamente en la invitación a la participación electoral. La abstención puede alcanzar la cifra récord del 50%, algo que sólo favorecerá al ultraderechista FN. Pero lo significativo del último mitin socialista, el de Fabius y Rocard, el pasado miércoles, en Nanterre (1.200 asistentes frente a los 7.000 que ese día reunió Jean-Marie Le Pen en París), es que no hubo una sola mención a la impopular Cresson.
La derecha democrática, que aspira a reconquistar el poder en las legislativas de 1993, ensaya hoy su flamante alianza Unión para Francia (UPF). En todas partes el partido neogaullista Asamblea para la República (RPR), dirigido por Jacques Chirac, y el liberal Unión para la Democracia Francesa (UDF), de Valéry Giscard d'Estaing, se presentan unidos. En las primeras elecciones regionales francesas, en 1986, esas fuerzas obtuvieron el 39% de los votos frente al 30% de los socialistas. Desde entonces presiden 20 de las 22 regiones metropolitanas.
La región estrella de la jornada es Provenza-Alpes-Costa Azul, donde, pese a los esfuerzos del empresario prosocialista Bernard Tapie, el FN puede convertirse en la primera fuerza política. La ultraderecha ha abordado esta campana como si estuviera en juego el porvenir de Francia. El lema de Le Pen y su brazo derecho, Bruno Mégret, "Los franceses ante todo", ha sido difundido en visitas incesantes a los mercados y los comercios y en multitud de mítines que revelan una maestría digna del doctor Goebbels en el uso de las modernas técnicas de propaganda.
A favor del FN juega la crisis de identidad francesa. La construccion europea, la reunificación alemana, la "norteamericanización" de la política, la economía y el ocio y la presencia de cuatro millones de inmigrantes, han sumido a los franceses en un profunda duda colectiva. Hace unos días, Pierre-Gilles de Gennes, premio Nobel de Física, dijo en televisión: "Cuando la extrema derecha se refuerza, es que la sociedad está enferma. Hay que darse prisa para curarla".
Los ecologistas son los otros grandes favoritos. Brice Lalonde, ministro independiente del Medio Ambiente y líder de Generación Ecología, se ha convertido ya en una pieza maestra en el tablero político galo. Generación Ecología compartir hoy con Los Verdes -los puros del movimiento de defensa de la naturaleza- un pastel de votos ecologistas que tal vez supere el 10%.
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