Los placeres del recuerdo
Cuando un músico con el currículo de Eric Burdon sube a un escenario es difícil juzgar su actuación con ecuanimidad. El peso de su historia, casi siempre superior al de su presente, desequilibra la balanza descaradamente a su favor antes de que haya sonado la primera nota. Media batalla está ganada de antemano, y poco suele importar que el antaño estrella de un determinado género arrastre sus carencias sin rubor.Burdon conserva su orgullo y logra parchear con eficacia las limitaciones físicas que arrastra. Tiene 51 años, una banda seria y un repertorio por el que cualquier vocalista vendería su alma al diablo. Razones más que suficientes como para lograr que el público, en su mayoría viejos seguidores del cantante británico, haga la vista gorda y se deje arrastrar por los placeres del recuerdo.
Eric Burdon
Eric Burdon y la banda de Brian Auger. Sala Universal Sur. Madrid, 17 de marzo.
Burdon ha sido lo suficientemente astuto como para adoptar una banda ya formada. El grupo de su viejo amigo Brian Auger está perfectamente rodado y no tiene el menor problema a la hora de adaptarse a la forma de cantar del que fuera líder de Animals. La sección rítmica resulta contundente; la guitarra brilla cuando no aburre y el teclado de Auger logra dar los toques de color precisos para ahuyentar la monotonía.
El vocalista de Newcastle (Inglaterra) dio un repaso a algunas de sus mejores canciones, dejando en el tintero al menos otras tantas. No faltaron Don't let me be misunderstood, We gotta get out of this place y, por supuesto, The house of the rising sun. Se atrevió incluso con una digna versión del Roadhouse blues de The Doors.
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