Radicales y cazadores
Son muchos los que se oponen al AVE. En unos casos por razones ecológicas, en otros por razonamientos económicos y en otros, sencillamente, por sistema. El mejor ejemplo de esta última actitud tuvo lugar en noviembre con motivo del transporte, desde Francia y por Irún, del primer flamante tren. El convoy, desplazándose sobre ejes de color rosa suizos, y a 50 kilómetros por hora, se convirtió en diana para jóvenes radicales que le arrojaron cócteles molotov (no explotaron), piedras e intentaron convertirlo en una exposición ambulante de pintadas. Las fuerzas del orden se emplearon a fondo y evitaron que el primer AVE llegara a la localidad de Fuencarral alicortado.El pragmatismo ibérico también es causa de incidentes. Fuentes de Renfe han confirmado la información publicada por Cinco Días, según la cual, en la provincia de Ciudad Real, las mallas que protegen la línea se encuentran como un coladero. "Nuestros equipos trabajan a marchas forzadas para reparar los agujeros" explican en Renfe. La causa de esos agujeros está en los cazadores y agricultores que, según Renfe, en lugar de buscar los puntos habilitados para atravesar la vía "levantan la malla y cruzan al otro lado". Las mismas fuentes aseguran que con la vigilancia encomendada al Ejército recientemente, no habrá más incidentes. Mejor que sea así. El AVE, a velocidad punta tiene una buena frenada: se para en dos kilómetros, pero el dato, seguramente, carecerá de interés para el desafortunado que encuentre en su camino.
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