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Un estudio asegura que 100.000 ancianos son sondados en España solo para que no mojen la ropa

Un trabajo elaborado por la Sociedad Iberoamericana de Rehabilitación, que preside Rafael González Mas, revela que más de 100.000 ancianos sufren en España, por comodidad de sus cuidadores o escasez de personal, "una grave agresión psicofisica por maniobras innecesarias de sondajes o inmovilización forzosa".Sus autores consideran que "constituye actualmente una costumbre habitual en España" la práctica coercitiva de inmovilizar a los ancianos mediante ataduras o de mantenerlos sondados para que no mojen las ropas.

El informe explica este fenómeno aludiendo al desarrollo de ciertas modas en España, unidas a la carencia de personal, la escasa motivación profesional del mismo y al aumento de la presión asistencial.

En el mismo se denuncia que la casi desterrada práctica de atar a los enfermos mentales "se está desarrollando de forma explosiva entre la población anciana que es asistida en hospitales, residencias, casas de salud, servicios psiquiátricos, etéctera".

Correas y esposas

Esta práctica, según el estudio, se extiende igualmente a los domicilios privados, y se caracteriza "por inmovilizar al anciano permanentemente o durante la noche atándole las muñecas y los tobillos con cinchas especiales, cerraduras magnéticas, esposas o cuerdas"."De igual forma", prosigue el informe, "se les aplican sondas vesicales para evitar que mojen las ropas, aun cuando médicamente no precisen en absoluto de tal aplicación".

Las complicaciones señaladas por el empleo incontrolado de estas prácticas son las cistitis (infecciones urinarias), las ulceraciones uretrales o las incontinencias crónicas.

A juicio de los responsables del trabajo, prácticamente ningún centro asistencial público o privado se libra de ejecutar alguna de las manipulaciones citadas, "facilitando con ello, aparte de elevados daños psicológicos, procesos cardiopulmonares, infecciones, ulceraciones y necrosis de tejidos".

Recuerdan igualmente los investigadores que hay un importante número de ancianos a los que la muerte les sobreviene mientras se encuentran en estado de inmovilización.

Las conclusiones del trabajo conminan a revertir parte de los recursos dedicados a la investigación en el desarrollo de soluciones alternativas para el tratamiento de personas mayores con problemas de salud.

Se advierte en el mismo que, de proseguir la tendencia denunciada, al finalizar este siglo el 30% de todos los ancianos que reciban asistencia en centros institucionales, de forma permanente o temporal, en alguna ocasión serán sometidos a sondajes vesicales o inmovilizaciones forzosas por razones de "comodidad o economía".

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