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Marcha atrás en la castración

El presunto violador de una niña de 13 años prefiere la cárcel a perder sus testículos

Acusado de violar a una niña de 13 años, Steve Butler, el limpiabotas tejano que se había ofrecido para ser quirúrgicamente castrado a cambio de la libertad condicional, se ha echado atrás. Sus cinco hermanas y el reverendo Don Boney, presidente del Frente de Negros Unidos, se han puesto en marcha para frenar la operación, argumentando que el acusado, de 27 años, había sido manipulado por el juez y por su ex abogada, que acaba de ser sustituida. El juicio, interrumpido a petición del propio Butler, continuará en unos días."Steve ha sido humillado, intimidado, coaccionado y sometido a un lavado de cerebro", declaró Stephanie Butler, una de sus hermanas. "Él mismo me contó que su abogada le había confesado que se sentía incapaz de ganar el caso y tuvo miedo", dijo otra hermana, que mantiene que Steve es inocente.

Hace poco más de una semana que Butler se había presentado ante el juez de Tejas, Michael MacSpadden, para ofrecerle el trato cuyo alcance aseguró conocer. "¿Ha tomado esta decisión por su propia voluntad?", le preguntó el juez. "Sí, señor", contestó Butler desde el estrado. Ya desde aquel momento, el doctor Michael Cox, especialista en tratamiento sobre abusos sexuales, afirmó que se oponía al procedimiento, ya que consideraba que Butler no comprendía el alcance del mismo. El doctor Cox añadió además que esta propuesta "es un terrorífico precedente que trata de solucionar un complejo problema social con una primitiva solución biológica". Butler solicitó que le fueran inutilizados sus testículos después de que la acusación le ofreciera una pena de 35 años de prisión a cambio de su declaración de culpabilidad.

La familia del acusado, casado y con un hijo, dijo estar de acuerdo con la operación, que iba a efectuarse en la próxima semana, pero cuando la noticia fue difundida y se empezaron a levantar voces críticas, la situación cambió. Para las asociaciones raciales era una excusa legal para castrar a miles de negros y despertar el fantasma racista; para los grupos pro Libertades Civiles, un experimento inhumano.

Además, especialistas médicos cuestionaron la eficacia de esta esterilización para evitar las agresiones sexuales, dado que la erección puede seguir produciéndose. Según ellos, las violaciones no son puro sexo y la castración no permite el con trol de los problemas psicológicos que padecen los violadores, que pueden utilizar otros objetos para dañar a sus víctimas si no pueden penetrarlas.

Sin embargo, a pesar de los ataques, el juez del caso, que insistió en que el acusado podía retractarse de su decisión, es un firme partidario de la castración. "Llevo 10 años viendo cómo estas personas vuelven a cometer actos violentos en cuanto salen en libertad. Si queremos ser considerados una sociedad civilizada, no podemos seguir permitiendo los miles de casos de violaciones infantiles que tenemos cada año", declaró. Cuando supuestamente violó a la adolescente de 13 años, Butler estaba en libertad provisional tras haber sido condenado por abusar de una niña de nueve.

Hasta el momento, las únicas castraciones que se han llevado a cabo han sido químicas, con píldoras que reducen la actividad de las hormonas masculinas. Las últimas propuestas de castraciones quirúrgicas nunca se llegaron a realizar porque los pacientes se arrepintieron en el último momento. A diferencia de la esterilización química, la castración quirúrgica es irreversible. Y Steve Butler, según tratan de demostrar sus hermanas, había entendido lo contrario.

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