"No participaremos en un frente anticonvergente"
Aleix Vidal-Quadras, de 46 años, casado y con dos hijos, catedrático de Física Atómica y Nuclear en la Universidad Autónoma de Barcelona, presidente del PP en Cataluña, encabeza la candidatura de su partido en las elecciones al Parlament. Acepta que tiene una relación personal más fácil con el socialista Raimon Obiols que con el nacionalista Jordi Pujol -"no he tenido ocasión de tener ningún contacto humano un poco profundo con el presidente; para mí sólo es un personaje público", explica-. Pero la política se impone: "No participaremos en ningún frente anticonvergente", declara. No por ello deja de descargar sus críticas a Pujol y a su partido, a quienes acusa de "surnisión servil al socialismo".Pregunta. Imaginemos que a Pujol le faltan un par de escaños para ser elegido presidente en una primera votación. ¿El PP le daría estos votos?
Respuesta. Nosotros no participaremos en un frente anticonvergente, con independentistas radicales, comunistas reciclados y socialistas. Eso no quiere decir que vayamos a dar un apoyo automático a nadie. Somos, en Cataluña y España, la gran alternativa democrática al socialismo, y la solución de los grandes problemas que tiene planteados Cataluña y también España pasan por un cambio en el Gobierno del Estado. Ahora bien, todo el mundo debe saber dónde está y adónde quiere ir. Y definirse. Y en el caso de CiU, tras la reunión de Premiá de Dalt [entre Pujol y Felipe González], más bien parece que la dirección no es ésta.
P. ¿Qué condiciones le pondrían para darle sus votos en la investidura o para dejarle gobernar en una hipotética minoría?
R. Plantearíamos como temas fundamentales una disminución y redistribución del gasto presupuestario, en el sentido de moderar el crecimiento del presupuesto y hacer que el gasto corriente no ahogue la inversión productiva; una reforma de la Administración pública, congelando su crecimiento y racionalizando su estructura y el mecanismo de provisión de plazas, y un impulso decidido en la lucha contra la droga y su consumo público y la delincuencia con que está asociada.
Otro tema clave sería la garantía de mantener la pluralidad cultural y lingüística de Cataluña. Es decir, que de ninguna forma, ni mediante la acción legislativa ni mediante la acción de gobierno, se impusiera coactivamente un monolingüismo en Cataluña. Y, por último, pediríamos el establecimiento de grandes prioridades de gobierno: en concreto, protección del medio ambiente, formación y educación, e infraestructuras.
P. ¿Cómo pueden convencer ustedes al electorado centrista y conservador de que es mejor votarles a ustedes que a CiU?
R. Nosotros pedimos a aquellos electores que nos votan en las legislativas y municipales, y que luego en las autonómicas cambian su voto a CiU, que mantengan la fidelidad de voto con esta línea argumental entre otras: como este electorado, si vota a CiU en las autonómicas, lo hace para frenar al socialismo, les recordamos el apoyo sistemático que CiU ha dado al PSOE en el Congreso de los Diputados en estos últimos 10 años.
P. Da la impresión de que si CiU se alineara con el PP en la política española sus críticas al nacionalismo se dulcificarían.
R. Yo siempre he utilizado la expresión de llevar a Convergència por el buen camino, en Cataluña y también en el Estado. Ahora bien, nuestra crítica es totalmente sincera. Nosotros no creemos en el nacionalismo y, por tanto, nuestra diferencia con Convergència no es marginal, episódica o de matiz. Es una diferencia fundamental. Estamos tan alejados del nacionalismo como doctrina política como podemos estarlo del socialismo.
P. Su crítica a la política lingüística de CiU da a entender que el PP quiere capitalizar el supuesto temor de sectores castellanohablantes. ¿Qué opina de quienes dicen que en una situación de bilingüismo siempre pierde la lengua débil, el catalán en este caso?
R. En Cataluña hay seis millones de compatriotas catalanes, que también son españoles. La palabra inmigrante no la contemplamos en nuestro vocabulario. Hay personas que han venido a trabajar aquí y que han contribuido mucho a la riqueza de Cataluña. Nosotros aspiramos a representar a sectores muy amplios de la sociedad catalana, y por tanto, como fuerza política que considera que la pluralidad cultural y lingüística de Cataluña no es un inconveniente, como cree el nacionalismo de CiU, o una molestia que hay que eliminar, sino una riqueza en potencia, es natural que seamos particularmente receptivos a estos problemas.
En cuando a la presunta debilidad de la lengua catalana frente a la castellana, históricamente ya se ha visto que eso no es así. El catalán ha sobrevivido en condiciones muy difíciles, incluidos los 40 años del régimen anterior. El catalán no desaparecerá nunca.
P. ¿Se siente apoyado por su partido?
R. El PP de Cataluña vivió un proceso de cambio profundo y de transformación que provocó algunas tensiones. He de decir que en este momento la atmósfera de unidad es muy alta y, concretamente, mis relaciones con dirigentes como Jorge Fernández Díaz o Enrique Lacalle están absolutamente recompuestas.
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