Un narcotraficante gallego, detenido por descuartizar a un socio por celos
Fernando Gil Martínez, de 32 años, era un narcotraficante gallego muy buscado desde 1990. Baltasar Garzón, juez de la Audiencia Nacional, le había reclamado por introducir 500 kilogramos de cocaína en España a bordo del pesquero Terral Colindres. Gil fue detenido en Mallorca el pasado día 7, acusado de asesinar a uno de sus socios y de descuartizar su cadáver, encontrado por un ciclista el pasado día 1 en El Álamo (localidad a 37 kilómetros al sur de Madrid). Según la policía, que ha detenido a seis personas más, el asesinado mantenía relaciones con la mujer de Gil Martínez.
Un ciclista descubrió el domingo 1 de marzo el tronco de un hombre de unos 30 años en una cuneta de una carretera comarcal, a un kilómetro de El Álamo. Al cadáver le habían sido seccionadas limpiamente la cabeza, las piernas a la altura de las rodillas y los antebrazos. El cuerpo estaba también castrado y tenía tres orificios de bala y una puñalada en el pecho. A los pocos días fue encontrada la cabeza separada del cuerpo, mordisqueada por perros.Los agentes del Servicio Central de Estupefacientes pensaron que el cadáver podía ser el de un colombiano desaparecido días antes y que mantenía relaciones sentimentales con la mujer de Fernando Gil, un narcotraficante de Pontevedra huido desde 1990.
Sobre Gil pesaban dos órdenes de busca y captura, una de ellas con ingreso en prisión. La policía vigilaba a miembros de su familia, entre ellos a la esposa, y a otras personas sospechosas de colaborar con él en la introducción de drogas en España.
El cuerpo descuartizado correspondía a Octavio de Jesús Galeano Valenzuela, de 34 años y nacido en Medellín (Colombia). Este hombre, según la policía, era socio de Fernando Gil, para quien distribuía grandes partidas de cocaína. Los agentes sospecharon que entre ellos surgieron problemas que podrían haber concluido con el asesinato del colombiano.
'Pinchazo' en Palma
Fuentes relacionadas con la investigación señalaron ayer que el pinchazo de unos teléfonos en Mallorca permitieron detener el pasado día 7 en el aeropuerto de Palma a Fernando Gil, que se alojaba en un lujoso hotel de la ciudad, y a su hermano Gerardo, informa Andreu Manresa. El narco portaba documentación falsa a nombre de Fidel Durán Martín. Sigue manteniendo que se llama así, pese a que los policías le dijeron que Durán Martín, otro miembro de la banda, también había sido detenido.La policía acusa a Fernando y a su hermano Gerardo de asesinar al colombiano en un chalé que el primero posee en la urbanización Valle de los Rosales, en la carretera que une Boadilla del Monte y Brunete.
Según la policía, el colombiano Octavio de Jesús acudió al chalé de su jefe el sábado 29 de febrero a mediodía. Gil le recibió en la puerta con una escopeta y descargó tres tiros contra él Después, ya de madrugada, los dos hermanos trocearon el cadáver y lo tiraron en una cuneta cerca de El Álamo. La policía ha detenido a cinco personas más. Entre ellas están la mujer del narcotraficante y tres familiares.
Fernando Gil ha pasado a disposición del juez Baltasar Garzón, quien lo había reclamado por su implicación en el sumario 21/91. Según fuentes próximas a la investigación, Gil es, presuntamente, uno de los jefes de una banda de narcos que introdujo 500 kilogramos de cocaína en España a bordo del pesquero Terral Colindres.
Barco interceptado
El barco fue interceptado en aguas internacionales, cerca de Puerto Rico, el 30 de marzo de 1990 cuando sus tripulantes acababan de tirar 80 kilogramos de cocaína por la borda. En el sumario que investiga el Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional están implicadas 10 personas.Los habitantes de la urbanización Valle de los Rosales comentaban ayer la detención del curioso vecino que hace dos años había rodeado su vivienda con unos muros de más de dos metros de altura, donde había instalado un circuito cerrado de televisión, informa Luis Esteban. Excepto esto y los seis coches de importación que conducía la familia, todo parecía normal", coincidieron los vecinos de Fernando Gil. La parcela tiene unos 1.000 metros cuadrados y la casa es de tres alturas. En uno de los extremos del jardín hay una cancha de tenis y en el otro un gran descampado.
En el chalé vivían Gil, su esposa, un hijo de ambos de corta edad y el hermano de Fernando, Gerardo, que era conocido en la urbanización como El Gallego. Gerardo era el más extravertido. El hombre decía que se dedicaba a los negocios en compañías navieras. "De repente desaparecía por unos meses y comentaba que viajaba mucho por todo el mundo", decía un hombre que solía acompañarle.
La familia "no tenía trato con nadie. Eran muy siniestros", comentaba otro vecino. El propietario de un centro comercial en el que los Gil realizaban compras explicó que no les había visto en las últimas dos semanas.
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