Coche de lujo frente a peonadas de hambre
El PSOE obliga a devolver un vehículo al alcalde de uno de los pueblos más pobres de Badajoz
"Yo le pedí una casa al alcalde y me dio dos docenas de tablones para que me hiciera un chozo". Cándida Verón, de 18 años, vive con sus dos niñas en las ruinas de la plaza de toros y responde así cuando le preguntan sobre el coche oficial con teléfono comprado por el edil socialista Joaquín Pérez Carrasco. Quince días le ha durado la ilusión al alcalde de los 4.100 vecinos -250 parados- de Villanueva del Fresno (Badajoz): el PSOE le ha obligado a devolver el Renault 21, valorado en 2,5 millones de pesetas. En la plaza donde lo aparcaba 92 niños acuden cada día al comedor del antiguo Auxilio Social, abierto en la posguerra y mantenido por la Junta de Extremadura.Con el coche llegó el escándalo. Fue el pasado 13 de febrero, cuando el R-21, granate metalizado y con teléfono, apareció en la localidad que posee la bolsa de pobreza más importante de la comarca olivenzana: el barrio de las Cábilas. Allí los vecinos dicen saber, aún hoy, lo que es el hambre.
En este suburbio de 80 familias no se ve un coche. Vivir del subsidio, si lo hay, no da para esos lujos. No le da a Cándida Rodríguez, madre de cuatro hijos habituales del comedor de beneficencia y casada con un peón en paro casi permanente. Cándida, como otros, disculpa a Pérez Carrasco: "Está muy mal que le hayan hecho devolver el coche, porque él es muy bueno".
A Antonia González, 40 años y 14 hijos de 2 a 22 años, tampoco le preocupa el revuelo del coche. Lo que le apura es dar de comer a todos los que andan por esta casa de tres habitaciones y ocho camas. "Aquí no entra un jornal y hay que apañarse con las 50.000 pesetas de jubilación de mi marido", explica la madre de los Pichis mientras hace la comida: pan y mortadela.
En el PSOE de Badajoz supieron de la compra por los periódicos. "Creímos que no era de recibo, porque el pueblo tiene otras prioridades", dice el secretario de Política Institucional, José María Rodríguez Guznián. "Lo del teléfono era ya un detalle muy gordo", añade. Afirma que el teléfono fue "un regalo". Sin embargo, este periódico constató que se pagaron por él 150.000 pesetas.
Tras renunciar a su flamante R-21, Pérez Carrasco aún cree que era una buena inversión. "El coche oficial saldría más barato que pagarme las dietas de kilometraje y estaría amortizado antes de ternúnar el mandato", asegura. Obedeció "por respeto y disciplina". "Soy el ojito derecho de Rodríguez Ibarra [presidente de la comunidad autónoma] y quiero seguir así", añade.
En Villanueva del Fresno los subsidios de desempleo son un ingreso vital. El Ayuntamiento es el principal proveedor de las peonadas. "Hay veces que tenemos que pagar nosotros al empresario para que nos dé la peonada. Si no no reunimos las mínimas que hay que tener para cobrar el paro", afirma María Rodríguez.
Los sintierra trabajan a jornal cuando lo hay, o hacen picón -carbón de encina- cuándo se puede. En eso está Juan Manuel Díaz, de 25 años. Con la ropa ennegrecida vuelve cada noche a la agrietada enfermería de la plaza de toros. Allí le aguardan Cándida y dos niñas semidesnudas. No hay luz ni agua. Ni futuro.
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