"No me contrataron para servir cafés"
La secretaria Mari Carmen Fajardo fue despedida por negarse a traer un tentempié a sus jefes
Lunes 20 de enero. En Madrid, 18 cargos ejecutivos de la empresa de construcción Comylsa se reúnen en la sala de juntas para tratar diversos asuntos. Después del fin de semana, las mentes están un poco abotargadas, y un cafetito puede hacer la reunión más llevadera. Piensan que lo normal es pedírselo a las dos secretarias que entonces están en la empresa.Mari Carmen Fajardo López, secretaria, de 38 años, con 19 de experiencia, se negó en redondo a servir los cafés y comunicó su decisión a la secretaria del presidente. "A mí no me contrataron para eso", dice esta mujer, madre de una niña y embarazada de cuatro meses.
Un mes después, el 24 de febrero, Comylsa le comunica su despido a María del Carmen Fajardo López de la siguiente forma: "De forma incomprensible, usted se negó en redondo a ayudar a su compañera de trabajo, dirigiéndose acto seguido al despacho de la secretaria del presidente de esta compañía, donde a grandes voces manifestó que, por principios, no está para servir cafés. Finalmente, los cafés fueron servidos por otras personas, al mantener usted su postura rebelde". Según la carta de la empresa, Mari Carmen se dirigió a la secretaria del presidente "en elevado tono y con el despacho abierto" , por lo que sus palabras fueron escuchadas "con estupor por cuantos estaban en la sala".
"Esto no es verdad. Fue la secretaria la que lo dijo, y entonces vino un director de 67 años y me echó un broncazo terrible, con muy malos modos, como si estuviéramos en la época de Franco", relata indignada Mari Carmen.
Mari Carmen no se calla: "Es una batalla que he tenido durante muchos años. Lo que pasa es que en otras ocasiones lo he arreglado hablando, y al final mis jefes hasta me daban la razón. Porque considero que a mí me contratan por mis servicios intelectuales y no domésticos. ¡Es muy humillante tener que ir con una bandejita sirviendo en la oficina! Me parece un agravio tremendo para todas las mujeres".
Según recoge su contrato laboral, María del Carmen fue contratada por la empresa constructora el pasado 2 de enero para prestar sus servicios como administrativa por un periodo de seis meses. Una cláusula especifica que el trabajador acepta movilizarse a distintas obras de la empresa, en cualquier lugar de la provincia de Madrid, pero el contrato no estipula que deba aceptar trabajos ajenos a su función administrativa.
La empresa considera en su carta de despido que el hecho descrito constituye "un grave quebranto de la disciplina, unido al plus de confianza exigible a una secretaria" que ya entiende perdida. EL PAÍS intentó conseguir sin éxito la versión de la compañía Comylsa, primero en el despacho del director general y posterionnente en el departamento de personal.
Mari Carmen no da marcha atrás, y su rebeldía sigue en pie. Está dispuesta a llevar su caso a Magistratura hasta conseguir de nuevo su puesto de trabajo. "No acepto acuerdos económicos. El despido no sólo me parece improcedente, sino que tampoco entiendo cómo una empresa que pretende competir a nivel europeo puede hacer estas cosas", asegura.
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