Consejo de Seguridad da un ultimatum a Irak para que sean destruidos los misiles Scud
Irak se ha expuesto a una nueva acción en su contra después de haber vuelto a romper la disciplina de las Naciones Unidas. El Consejo de Seguridad de la ONU ha retirado su equipo de expertos de territorio iraquí y advirtió otra vez a Bagdad de las "serias consecuencias" que puede tener su negativa a destruir los misiles Scud. En una sesión de urgencia celebrada el viernes por la noche, el Consejo aseguró que no va a consentir que Sadam. Husein siga jugando al ratón y al gato y anunció una solución definitiva de este caso dentro de las próximas dos semanas. El representante francés no descartó la opción militar.
Estaban todavía las plumas calientes después de haber firmado por la mañana el envío de una fuerza de paz a Camboya, cuando el Consejo tuvo que reunirse de nuevo por la noche para conocer la carta del Gobierno iraquí en la que éste le informaba que no accedía a la destrucción de los misiles Scud y le pedía que el asunto fuese debatido con una delegación que llegará próximamente a Nueva York procedente de Bagdad,De acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad -aceptadas por el Gobierno iraquí hace poco menos de un año, a raíz de la derrota de Sadam-, Bagdad tiene que destruir todos los misiles con un radio de acción de más de 150 kilómetros. Los fam6sos Scud, que atacaron Israel y Arabia Saudí durante la Guerra del Golfo, entran en esa categoría.
Las medidas tomadas or el máximo órgano ejecutivo le las Naciones Unidas son, por el momento, puras advertencias, pero se percibía ayer entre los miembros del Consejo un sentimiento compartido de que esto ha llegado demasiado lejos y de que la próxima decisión, dentro de un par de semanas más, será más contundente; tal vez, una intervención militar selectiva. Antes de eso, la ONU ha pedido a Bagdad que envíe "sin dilaciones" a la comisión que anuncia en su carta para discutir con ella la situación antes de tomar medidas radicales.
Reuniones en Bagdad
[Sadam mantuvo ayer sendas reuniones con los oficiales de la Guardia Republicana y con el Consejo de la Revolución, la más alta instancia política del país, según la agencia iraquí INA, que asegura que se examinaron "cuestiones importantes" informa France Presse.]
Las Naciones Unidas se sienten burladas por la forma en la que su comisión de expertos ha sido tratada por las autoridades iraquíes. Después de meses de luchar contra todo tipo de obstáculos, la comisión llegó el viernes de la pasada semana a Irak para asistir a la destrucción de las cuatro factorías en las que se fabrican los Scud.
Esa destrucción debía haberse producido el pasado miércoles. Ese día Bagdad pidió una prórroga de 24 horas. El jueves volvió a pedir otra prórroga idéntica. El viernes, por fin, el Gobierno iraquí envió la carta en la que dice que se niega a la destrucción y propone que esas factorías sean utilizadas para la producción de materiales de usos pacíficos y de misiles Ababil, con un radio de 100 kilómetros y, por tanto, no incluídos en las resoluciones de la ONU.
El presidente de esa comisión de expertos, el holandés Rolf Ekeus, ordenó ayer a sus ocho hombres en Bagdad que abandonaran el país, de donde salieron inmediatamente con destino a Bahrein. Los expertos aseguraron haber encontrado por sorpresa sistemas no declarados por los iraquíes. Antes de enviar a esa comisión, Ekeus se había entrevistado en Washington con el consejero nacional de seguridad de la Casa Blanca, Brent Scowcroft, para garantizar el apoyo de EE UU en el caso de que, como ha ocurrido, Irak se negase a cumplir con lo acordado.
El embajador norteamericano en las Naciones Unidas, Thomas Pickering, que ocupa actualmente la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad -igual que cuando se aprobó la resolución que daba luz verde a la guerra del Golfo- no ha querido especular sobre cuáles serán las próximas medidas contra Irak. Pickering se limitó a comentar que las propuestas hechas por Bagdad en su carta eran "totalmente inaceptables" y que la expresión "serias consecuencias" mencionada en la declaración del Consejo "quiere decir precisamente eso". Cuando se le insistió, replicó: "Estén atentos... todos sabemos de qué es capaz el ConseJo". El embajador francés, Jean-Bernard Mérirnée, habló de acción militar, aunque "como último recurso".
La intransigencia iraquí parece directamente relacionada con el hecho de que el presidente George Bush, implicado de lleno en una difícil campaña electoral, tiene hoy las manos mucho más atadas que hace un año para respaldar una nueva acción militar. Todas las pruebas que ha tenido hasta ahora Bush indican que las intervenciones militares no consiguen por sí solas compensarle la popularidad que pierde por la situación económica interna.
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