España negocia el ingreso acelerado de la agricultura en el mercado único de 1993
El Gobierno está dispuesto a acelerar el ingreso de la agricultura en el mercado único de 1993, lo cual implica acortar en tres años el periodo transitorio pactado en el Tratado de Adhesión a la CE. Esta adaptación acelerada, según algunos expertos, supone un beneficio sustancial para el sector de frutas y hortalizas que "compensa las consencuencias de tener que abrir fronteras en azúcar, cereales, carne y leche". El Ministerio de Agricultura, cuyo titular es Pedro Solbes, pide compensaciones para atenuar el impacto en estos sectores.
La Comisión Europea es partidaria de acortar los periodos transitorios pactados con España y Portugal para "evitar la incoherencia" de que 1993 nazca con todo un sector económico, la agricultura, al margen del mercado único sin fronteras. El proyecto está avalado por los servicios de Unión Aduanera, Mercado único y Agricultura de la CE, aunque en esta última dirección general las posturas están divididas. Las compensaciones que reclaman España y, sobre todo, Portugal tienen un coste añadido para el presupuesto comunitario.Desde hace varios meses se han celebrado contactos entre capitales para equilibrar las contrapartidas que exigen unos y otros. Las negociaciones están ahora "congeladas", según fuentes de la CE, a la espera de que se celebren elecciones regionales en Francia y legislativas en Italia. Para estos dos países, el argumento de la invasión de las frutas y hortalizas española? puede tener un coste político muy alto en el voto rural. Sin embargo, todos están de acuerdo en que, aún por la vía de los hechos, "es necesaria una aproximación de precio?, a realizar de aquí a finales de este año, para que la agricultura sea también un sector dentro del mercado único.
Los tratados de adhesión de España y Portugal establecieron un período transitorio de siete años (hasta el 31 de diciembre de 1992) en la industria, el comercio y los servicios; y de 10 años en la agricultura. Para el trigo panificable, Portugal cuenta además con un plazo de adaptación especial que, en lugar del 1 de enero de 1996, finaliza en el 2000. Esta aproximación lenta de precios y mercados respondía a intereses opuestos de las dos partes. Para Francia, y también Italia, mantener discriminadas las frutas y hortalizas españolas fue un triunfo vendido a sus agricultores. Los dos países ibéricos pudieron contar a cambio con una protección decreciente de su agricultura continental (leche, carne, cereales), menos competitiva.
Encarar el ingreso
El Gobierno está abierto a encarar el ingreso, aun a costa de que ello signifique una mayor competitividad para los sectores menos rentables. "Después de seis años de adaptación el esfuerzo principal está hecho y se han cambiado ya muchas cosas antes de los previsto" afirma José Barreiro, subsecretario de Agricultura. "No somos absolutamente rígidos y aceptamos a adelantar el fin del período transitorio al de enero de 1993 porque la valoración de este proceso de adaptación ha cambiado", afirma.
La principal exigencia es suprimir el montante corrector para frutas y hortalizas, un mecanismo que impide comercializar por debajo del precio comunitario. El recargo que aplica la CE (pago de la diferencia de precio, más precio de transporte, más arancel) se incrementa día a día y obliga a suspender las exportaciones hasta que el precio se sitúa al nivel comunitario.
Las contrapartidas son abrir fronteras en leche, cereales e incluso carne, aunque en este último caso los impactos en precio exigen controles especiales. España pide compensaciones para proteger a estos sectores, principalmente en el caso de la leche, el sector con más dificultades.
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