Los vecinos de los ancianos fallecidos dicen que tenían comida suficiente en la cocina
Los vecinos de Julio y Pilar López de las Heras, los dos ancianos hallados muertos el pasado 6 de noviembre, durante la huelga de cuidadoras a domicilio, han mostrado su extrañeza por el resultado del informe del Instituto Nacional de Toxicología, que revela que se murieron de hambre. "Tenían comida suficiente. Cuando entró la policía había un puchero con fideos, fiambre en la nevera y una bolsa que les había subido otra vecina", aseguran. "¿Por qué todo esto ahora? ¿Por qué quieren buscar culpables? La vida es cruel, y ellos no hicieron muchos intentos por sobrevivir con dignidad".
El vecindario del bloque número 3 de la calle de la Manzana empieza a estar cansado de ser objeto de acoso de los medios de comunicación. Primero fue el 6 de noviembre, cuando los bomberos encontraron en el piso cuarto izquierda los cadáveres de Julio y Pilar, de 81 y 87 años, respectivamente. Habían sido vistos con vida por última vez el 31 de octubre. Y ahora, cuando se ha conocido el informe toxicológico. Además de la prensa, algún abogado se ha dado una vuelta por la casa."Esto es un continuo desfile. La verdad es que es extraño que dos personas se hayan muerto por no comer en cinco días, cuando la gente que hace huelga de hambre tarda en morir más de un mes", comenta la vecina del primero.
La opinión es compartida por otra familia que tenía más contacto con los fallecidos. "Con esas conclusiones, la gente pensará que los vecinos somos unos animales, que les dejamos morir como perros Y eso no es cierto. Nos ocupábamos de ellos en la medida en que se dejaban. Ahora buscan culpables: la auxiliar, el Ayuntamiento. Yo creo que es todo política", sentencia la mujer.
Corazonada
"La cuidadora que venía a diario hacía bien su trabajo. Durante la huelga, yo vi a la señorita nueva. El día 4 vino, y como no le abrieron, y no era la primera vez, se marché", relata la vecina del tercero. "El día 6 vino una amiga de Julio y Pilar. No contestaron y llamamos a la policía. Me dio la corazonada de que habían muerto".
Otra de las visitas ha sido la sobrina de los ancianos fallecidos, a la que los vecinos nunca habían visto antes por ahí. "El otro día se me presentó, me dijo que venía a ver el piso. Yo le contesté que ya se podía haber molestado vivían", comenta una señora. Sé que no le han dejado herencia, pero, como es el único pariente, algo le caerá".
"Gente peculiar"
Los vecinos, la empresa Amad, que tenía a su cargo la atención de los hermanos, y el propio Ayuntamiento coinciden en definir a los fallecidos como "gente peculiar". Julio sufría frecuentes depresiones. Ambos rechazaron en tres ocasiones el traslado a una residencia, ofrecido por el Ayuntamiento. Tampoco quisieron instalar un servicio de telealarma.
"Tenían dinero. Él recibía una pensión y su hermana contaba con el salario social. Pese a todo, nunca quisieron coger una chica diaria, ni arreglar los dos televisores que tenían estropeados. Un día que subí a verles, la casa estaba helada. Las últimas veces que les vi tenía unas greñas larguísimas", recuerda la vecina del tercero. Los vecinos siguen barajando hipótesis: la diabetes mal cuidada de Julio, el frío del piso... "De todas formas, ¿para qué todo este lío? ¿Les van a devolver a la vida?", se preguntan.
Las investigaciones siguen su curso. La concejal de Asuntos Sociales, Ana María García Armendáriz, afirmó ayer que esperarán a que los jueces depuren responsabilidades. "Hemos cumplido con nuestras obligaciones. El fiscal nos reconoció que la documentación que les dimos era exhaustiva".
Mientras, el correo sigue llegando al buzón de Julio y Pilar. La última carta, enviada desde Fuengirola hace cuatro días.
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