Un joven denuncia que cinco guardas jurados le propinaron una paliza a la puerta de una discoteca
Ángel Guillermo Cuevas Aldea, de 24 años, fue recogido a las 5.30 de ayer por una patrulla del 092 a las puertas de la discoteca Voltereta, en el complejo de Princesa, 3. El muchacho tenía brechas en la cabeza y una lesión en un ojo. Sobre el origen de sus lesiones hay versiones contradictorias: el joven les dijo que cinco vigilantes jurados del complejo, con varios bares nocturnos, le habían pegado cuando él intentaba entrar a la discoteca. Ellos han declarado a la policía que tan sólo le auxiliaron, después de se peleara con otro hombre.El agresor, que declaró los hechos a la policía, aseguró que era un amigo del portero, y no un vigilante. En su declaración señaló que Cuevas Aldea llegó bebido, y al no permitirle entrar, empujó al portero. Entonces, él le propinó "un par de guantazos", informan fuentes policiales, que declinaron dar su identidad ya que iba a ser puesto en libertad.
El médico de guardia del Hospital Clínico, donde fue trasladado, informó a los agentes municipales de que Ángel Guillermo sufría lesiones graves en un ojo y heridas en la cabeza y un brazo.
Los vigilantes de la empresa Hexágono 3 dijeron a la policía municipal que simplemente habían auxiliado al herido llamando al 092 y que tenían un testigo de la agresión. Éste, Ricardo Sánchez Ferrera, empleado de una de las discotecas del complejo, siempre según la versión de la Policía Municipal, aseguró que Ángel Guillermo había recibido "una torta" del portero de otro local. Los agentes intentaron que el testigo fuese más explícito. "No me acuerdo quién fue", les contestó. La patrulla comunicó los hechos a la comisaría de Universidad. Ángel Guillermo, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía, fue dado de alta en el hospital Clínico a las pocas horas de ser atendido con el parte médico de "contusiones".
Buscar a la víctima
Tres policías de la comisaría de Universidad buscabaron ayer inútilmente al herido en su domicilio para recabar su versión. Ángel y su familia -el padre es aparejador-, que vivían en un chalé de una urbanización de Las Rozas, se han mudado hace año y medio, según una vecina.
Los guardas jurados declararon en la comisaría y ratificaron su versión: se habían limitado a auxiliar al joven.
Los vigilantes del turno de mañana del complejo de Princesa, 3, quienes relevaron a sus compañeros a las siete de la mañana, manifestaban que ellos se encargan de la seguridad de la zona, pero que la discoteca tiene unos responsables de seguridad que serían quienes podrían impedir el acceso al local.
Los integrantes del turno saliente les contaron el suceso. "Otro joven avisó que había un chico tirado en el suelo y sangrando. Ellos llamaron a la policía para que se lo llevase", dijo uno. "Nosotros no nos metemos en líos de las discotecas", aseguró un segundo. "El chico sabe bien quién le ha pegado, desde luego; los guardas jurados, no", comentó un tercero.
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