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La policía grabó diálogos del doctor Ballesteros con el 'quinqui' sospechoso de matar al urólogo

Varias conversaciones telefónicas del doctor Dionisio Ballesteros con un quinqui de Madrid (Juan de Dios Rueda González, apodado Juan el Barbó), y otra distinta con la compañera sentimental de éste, son algunas de las pruebas de que dispone el juez para creer que el primero indujo al segundo a acabar con la vida del urólogo Eugenio Rivero, asesinado el 9 de junio del año pasado de un tiro en la nuca. Las cintas revelan asimismo que tanto Juan el Barbó como su amiga eran pacientes de Ballesteros, que lleva 19 días preso en el hospital penitenciario de Carabanchel.

La policía (que tuvo pinchado el teléfono del cirujano durante algunas semanas siguientes al crimen de su colega) dispone de una grabación que acredita que Juan el Barbó y su compañera sentimenal conocían sobrada mente al doctor Ballesteros. De hecho, existe constancia fehaciente de un extraño diálogo entre la compañera del 'quinqui' y Ballesteros, en la que éste le re cuerda por teléfono -un día festivo- que tiene pendiente una cita médica con él. El móvil que supuestamente indujo al cirujano Ballesteros (el jefe médico del equipo que operó de un cáncer al ex alcalde de Madrid Enrique Tierno) es el de los celos. Se da la circunstancia de que la mujer del cirujano encarcelado fue compañera de trabajo del urólogo Rivero en el hospital Gregorio Marañón.La policía sospecha, en virtud de las conversaciones telefónicas que tiene grabadas, que el autor material del crimen es Juan el Barbó. Éste ha confesado, además, conocer personalmente a Ballesteros y ser paciente suyo.

El Barbó es un peligroso delincuente de Madrid: tiene un amplio historial delictivo por tráfico de drogas. Cuando se produjo el crimen de Eugenio Rivero -el pasado 9 de junio- el citado quinqui, domiciliado oficialmente en el Pozo del Tío Raimundo, se encontraba en libertad.

Ingresó en Carabanchel un mes después del asesinato del doctor Rivero, acusado de matar a tiros a Juan Francisco Liébana Arroyo y de herir gravamente, en la misma trifulca, a Enrique Burgos, en el bar El Parador del distrito de Hortaleza.

La policía empieza a sospechar de su implicación en la muerte del doctor Rivero cuando es detenido como supuesto autor del tiroteo del bar de Hortaleza y, como coartada, utiliza haber estado un día indeterminado con Dionisio Ballesteros en la clínica Ruber.

La personalidad de este delincuente es un tanto excéntrica. De hecho, antes de ser detenido por el crimen de Hortaleza, logró engañar a la policía diciendo que él se encontraba casualmente en el bar cuando llegaron "unos encapuchados" y la emprendieron a tiros contra Liébana y Burgos. El engaño sólo pudo mantenerlo hasta que Burgos, que logró salvar la vida, recobró en el hospital la consciencia, negó la versión de los encapuchados y lo inculpó del homicido de su amigo. .

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Según fuentes policiales, Juan el Barbó mató a Liébana e intentó hacer lo mismo con Burgos porque "sabía demasiado de él y de una red mafiosa turca dedicada al tráfico de drogas que opera en Madrid".

Por otra parte, el titular del juzgado de Instrucción número 26, Jesús Gavilán López, que investiga la muerte de Rivero, mantiene aún el secreto del sumario, decretado el día 5. Desde hace una semana, está embarcado en el esclarecimiento de este crimen. Ayer, en concreto, interrogó a una persona cuya identidad no fue facilitada.

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