La oposición francesa augura un desastre socialista en las elecciones regionales
El pueblo francés censurará al Gobierno socialista en las elecciones regionales del próximo 22 de marzo, profetizaron ayer los líderes del centro y de la derecha al ver fracasado su intento de conseguir la condena parlamentaria del Gabinete socialista, dirigido por Edith Cresson. Las primeras encuestas de opinión sobre esos comicios confirman tales presagios. El Partido Socialista (PS) puede perder más de 10 puntos, y en algunas regiones sus resultados quizá sean peores que los del Frente Nacional.Cresson superó ayer la cuarta moción de censura presentada en sus nueve meses al frente del Gobierno. Al negarse a unir sus votos a los de la oposición conservadora, los diputados comunistas salvaron una vez más a la primera ministra. Los socialistas, incluidos los partidarios del ex primer ministro Michel Rocard, también hicieron piña en torno a Cresson. Rocard, que ya no oculta sus diferencias con el presidente François Mitterrand, no osó romper la baraja socialista.
En su moción de censura, presentada en el curso de una sesión extraordinaria consagrada al asunto Habash, la oposición pidió a Mitterrand que "devuelva la palabra a los franceses mediante elecciones generales anticipadas". Francia debe celebrar elecciones legislativas en el primer trimestre de 1993, pero entretanto el poder socialista va a tener que superar el trago de las regionales. Según las primeras encuestas publicadas por la prensa francesa, la derecha y el centro ganarán ampliamente esos comicios con al menos el 35% de los sufragios; el PS perderá 10 puntos y apenas alcanzará el 20% de los votos; el Frente Nacional, con un 15% que parece seguro, se consolidará como la tercera fuerza política del país, y los ecologistas, divididos en dos movimientos, Los Verdes y Generación Ecología, harán una entrada espectacular en la escena política, con un apoyo superior al 10%. Los comunistas obtendrán un 8%. La batalla por la presidencia de la región Provenza-Alpes-Costa Azul, que opone al empresario prosocialista Bernard Tapie y al ultraderechista Jean-Marie Le Pen, simboliza unos comicios destinados a confirmar la profunda recomposición del paisaje político francés.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.