Toque de queda en Mauritania tras las elecciones
ENVIADA ESPECIAL Las autoridades mauritanas decretaron anoche el toque de queda en las dos principales ciudades del país, Nuakchot y Nuadibu, 48 horas después de la victoria del actual jefe de Estado, Maauiya Ahmed Uld Taya, en las elecciones presidenciales, para las que la oposición ha pedido su anulación por fraude. Informaciones desmentidas por el Gobierno aseguraban que tres personas . murieron ayer en Nuadibu tras la represión policial de una manifestación de la oposición.
"Las elecciones del viernes no se han desarrollado con transparencia y he presentado un recurso para anularlas", declaró Ahmed Dadá, candidato a la la oposición mauritana en su cuartel general de Nuakchot. Los resultados oficiales provisionales confirman la reelección el presidente Ahmed Uld Taya por mayoría absoluta de los sufragios, lo que evita una segunda vuelta electoral.
Fuerzas antidisturbios asaltaron la sede de la oposición en la capital, lo que causó una veintena de heridos. Para Dadá, este episodio "es una prueba de que la democracia en Mauritania es aún dudosa". Nadie sabe exactamente cómo empezó. Pero para los observadores, la batalla campal, aliñada con una lluvia de piedras por parte de los simpatizantes de Ahmed Uld Dadá y con una nube de granadas lacrimógenas por parte de las fuerzas antidisturbios ataviadas con unos flamantes cascos con visera, es la prueba de cómo los nervios están a flor de piel en Nuakchot.
En la memoria de todos están los recientes y siniestros recuerdos de los horrores de 1989, cuando una reyerta entre pastores y agricultores hizo estallar el polvorín de los resentimientos raciales entre las etnias negroafricanas y moras que tradicionalmente cohabitan en Mauritania, con el resultado de decenas de muertos.
La apertura democrática y la campaña electoral para la consulta presidencial celebrada el pasado viernes ha logrado limar las asperezas, al menos en el cuartel general de Uld Dadá, el candidato independiente que ha logrado unir a su alrededor grupos de las más variadas tendencias étnicas y políticas.
Los vehículos de las fuerzas antidisturbios rodearon el edificio. Exigieron tanto a la gente de su interior como de fuera del recinto que se, marchara. Se oyó desde las furgonetas la orden de ataque y comenzaron a volar las granadas de gas en todas las direcciones, incluido el interior de la casa. Los agredidos respondieron a pedrada limpia mientras los dirigentes negociaban la salida del edificio donde las autoridades cortaron luz y agua.
Mujeres, hombres y niños fueron evacuados al hospital con heridas provocadas por las granadas y los mamporrazos en la cabeza.
Tras la estampida, Uld Dadá rompe el silencio. En su intervención alude a la población que no pudo votar porque algunos colegios electorales permanecieron cerrados durante toda la jornada electoral; a la famosa tinta indeleble con la garantía de una fórmula extranjera con la que los votantes tenían que estampar su dedo para evitar el fraude y que, según pudo comprobar este diario, desaparecía rápidamente con agua y jabón. 0 la aparición de tarjetas de votantes falsas y la misteriosa desaparición de un prefecto con unas listas de 4.500 electores que no pudieron votar. "Por todo ello está claro que estas elecciones han sido una farsa y un fraude grosero sin precedente", dice Uld Dadá.
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