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Corazon Aquino renuncia a un nuevo mandato presidencia en Filipinas

Juan Jesús Aznárez

La presidenta filipina, Corazón Aquino, tan decente como ineficaz en su gestión de gobierno, renunció ayer definitivamente a un nuevo mandato y apoyó la candidatura del antiguo general Fidel Ramos para las elecciones presidenciales del 11 de mayo. Un asesor de Aquino reconoció que el fuerte respaldo proporcionado a Ramos perjudica las aspiraciones de Ramón Nllitra, candidato oficial del partido que ha sustentado al Gobierno de Aquino.

El principal objetivo de la decisión de Corazón Aquino, que se presenta polémica, es evitar como sea un triunfo de Imelda Marcos, viuda del dictador Ferdinand Marcos, en los comicios.

"Acepto complacido esta solidaridad con nuestra causa porque Corazón Aquino nos apoyará con todo el peso de una autoridad moral única", subrayó Fidel Ramos en una conferencia de prensa. El militar retirado, de 63 años, que presidió la junta de jefes de Estado de las Fuerzas Armadas y se graduó en la academia estadounidense de West Point, se mantuvo fiel a quien sucediera a Marcos a la caída de la dictadura durante la rebelión democrática de 1986 y en el transcurso de seis posteriores intentonas golpistas, alguna de las cuales a punto estuvo de provocar una involución política en el archipiélago del Pacífico.

Los seguidores de Corazón Aquino, que no pertenece a ningún partido, se dividirán inevitablemente en su refrendo a Mitra o Ramos. Las acusaciones de traición a los ideales del "poder popular" que acabó con el régimen del fallecido Ferdinand Marcos se escucharon inmediatamente en las filas del movimiento que respalda la candidatura de Mitra, portavoz del partido gubernamental en el Congreso.

"Por primera vez me he quitado la camiseta amarilla", manifestó Neptalí González -presidente del partido gubernamental- en referencia al color que simboliza el apoyo a Corazón Aquino, cuyo controvertido anuncio se efectuó coincidiendo con su 591 cumpleaños.

Duelo con Imelda

La inapelable renuncia de la viuda de Benigno Aquino impedirá el esperado duelo con Imelda Marcos, ex primera dama con varios procesos por corrupción, y cuyo regreso a la política y su participación en la contienda electoral fue denunciada por la influyente jerarquía católica, cuyas simpatías se inclinarán por el jurista Marcelo Fernán en las elecciones. Un 85% de los 60 millones de habitantes de Filipinas profesan la religión católica y el protestantismo de Ramos no despierta simpatías en la curia.

La presidenta, vestida otra vez de amarillo en la ceremonia de felicitación del palacio de Malacanang, consideró que los logros democráticos de su presidencia quedarán seguros en manos del hombre que en 1986 animó la insurrección contra Marcos.

Algo más deberá asegurar el nuevo aspirante a la presidencia de Filipinas en una nación con altos índices de desempleo, analfabetismo y pobreza y con una corrupción extendida en amplios sectores de la Administración.

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