El COI reconocerá a las repúblicas de la CEI, a condición de que participen unidas en Barcelona
El Comité Olímpico Internacional (COI) está dispuesto a reconocer a las repúblicas de la antigua Unión Soviética, actual Comunidad de Estados Independientes (CEI), a condición de que ésta participe unida en los Juegos de Barcelona. Esta solución, ya pactada por la propia CEI para los próximos Juegos de Invierno de Albertville (Francia), es la que tiene pensada Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, para garantizar la estabilidad deportiva tras la desintegración de la URSS. La controvertida entrevista de Samaranch con el presidente ruso Boris Yeltsin, mañana en Moscú, versará sobre ello después de dos aplazamientos y una gran confusión.
La reunión, prevista inicialmente para el sábado pasado, se aplazó al martes y al final se ha confirmado para mañana, una semana después. El presidente del COI ha transigido con sus mayores dotes diplomáticas porque su principal interés radica en lograr la máxima participación en Barcelona. La falta de seriedad o coordinación rusa quedó en evidencia cuando se canceló la recepción por una indisposición de Yeltsin, pero éste apareció el domingo en un torneo de veteranos de voleibol, deporte que practicó en su juventud.La visita, en todo caso, no podía postponerse más, pues la cúpula olímpica se concentrará desde el día 30 en Courchevel (Francia), en vísperas de los Juegos de Albertville, que se inician el día 8, para celebrar antes la 98a Sesión del COI, una de las dos importantes del año Olímpico.
Unión para Albertville
Las distintas repúblicas de la CEI decidieron ya participar conjuntamente en Albertville bajo la bandera olímpica. Incluso se especula con las siglas que llevarán: EUN, Equipo Unido. Sin embargo, el problema invernal es mucho menor, pues sólo están implicados deportistas de cinco repúblicas: Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán y Uzbekistán. La diferencia de impacto entre los Juegos invernales y los de verano es enorme, como prueban los boicoteos olímpicos que sólo han interesado históricamente en su vertiente veraniega.El COI, que acaba de reconocer a Croacia y Eslovenia, no tiene el mismo compromiso con las 11 repúblicas de la CEI o con Georgia, la única que no e ha adherido. El problema ex soviético más grave, el báltico, fue superado ya el año pasado con la admisión a todos los efectos de Estonia, Letonia y Lituania. En el resto, aunque en algunos casos, como el de Ucrania, por ejemplo, se ha pedido la admisión en el COI con vehemencia, el proceso no es tan urgente. Incluso si los acontecimientos políticos se volviesen a precipitar, la solución deportiva trataría de mantenerla situación actual.
Ya no existe un condicionante como el que se produjo con el sorteo preolímpico del baloncesto, que requería la presencia de Croacia. Lituania ya es independiente y en los restantes deportes de equipo ya está clasificada la URSS (o la CEI), o están decididos todos los torneos clasificatorios.
Únicamente se plantearía el dilema con los deportistas individuales, pero Samaranch ha declarado reiteradamente que desea tener un equipo unido de la CEI en Barcelona. Los terremotos políticos no quiere que sigan arrastrando más que lo imprescindible al deporte. Lo más importante para el movimiento que preside es que los atletas no resulten perjudicados por las decisiones políticas.
El COI tendrá también el argumento de que en la próxima fase final de la Eurocopa de fútbol, en Suecia, participará, aunque sea por última vez, un equipo de la CEI. Y eso que la situación en el fútbol de la ex URSS alcanza niveles de caos indescriptibles. Aparte de los estados bálticos y de Georgia la propia Ucrania, Armenia y Moldavia no pertenecen a la Asociación de Fútbol de la CEI y en Rusia, desde el pasado día 9, existen dos federaciones.
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