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Kuwait aspira a convertirse en una fortaleza inexpugnable

Kuwait, cuyo nombre en árabe es diminutivo de castillo, está empeñado en demostrar que su aspiración a convertirse en una fortaleza inexpugnable en la cabecera del golfo Pérsico es real. Un año después del estallido de la guerra contra Irak, el pequeño emirato está dedicando gran parte de su vasta riqueza petrolera a la compra de armamento. El objetivo es doble: disuadir a Bagdad y complacer a Estados Unidos.Cuando la primera partida de cazabombarderos F-18 llegue a Kuwalt a principios del mes próximo, el emir de Kuwait, el jeque Jaber al Ahmas al Sabaj, habrá inaugurado una de las más importantes operaciones de rearme en la zona, quizá sólo comparable a las colosales adquisiciones de sus vecinos saudíes.

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La compra de 40 de los ultramodernos aviones de combate de fabricación norteamericana fue acordada antes de la guerra del Golfo, pero expertos militares occidentales dicen que su introducción ha sido acelerada para compensar ansiedades en el palacio real y en Washington.

Kuwait insiste en que Irak no ha abandonado sus ambiciones sobre Kuwait, y Estados Unidos está cada vez más interesado en reducir su visibilidad militar en el Golfo.

Según el ministro de Defensa kuwaití, el jeque Alí Sabaj al Salem, la primera partida consistirá en seis u ocho F- 18, y su llegada al emirato coincidirá con la compra de tanques y vehículos blindados a otros países aliados. Ambas operaciones buscan inyectar vitalidad a las alicaídas defensas kuwaitíes e inspirar seguridad a los seis países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

El proceso de reconstrucción de las Fuerzas Armadas de Kuwait proseguirá hasta que éstas "se conviertan en una fortaleza inexpugnable contra cualquier agresión externa", declaró el ministro al diario pro gubernamental Saut al Kuwait (La Voz de Kuwait).

Sus declaraciones debieron complacer a Washington, y no sólo porque el rearme kuwaití asegura un importante cliente para su industria militar. Los planes del emir están destinados a fomentar actitudes similares entre sus socios del CCG, cuyo fracaso en formar un sistema de seguridad regional ha comenzado a impacientar a los norteamericanos.

Pese a las presiones estadounidenses, los esfuerzos por establecer un nuevo mecanismo de seguridad colectiva en la zona bajo el apelativo de Escudo Peninsular han sido vanos, en parte por divergencias internas sobre el papel que deberán jugar factores ajenos; como Egipto y Siria, a los que muchos árabes del golfo ven todavía con sospecha.

Letra muerta

Lo que quizá es más importante, la declaración de principios en ese sentido, firmada en la capital siria el año pasado y conocida como acuerdo de Damasco, sigue siendo letra muerta, porque nadie quiere irritar a los iraníes, país que sigue siendo mantenido al margen de todo proyecto de seguridad a pesar de que posee la costa más amplia en el Golfo.Kuwait aprovechará sin duda la llegada de los F-18 para tratar de eliminar la ampliamente difundida impresión de que el emirato está retrasando su programa militar con el propósito de prolongar la estancia de tropas norteamericanas en el emirato.

Estados Unidos ha dicho reiteradamente que saldrá en defensa de Kuwait si vuelve a ser atacado, pero quiere a toda costa evitar tener que mantener formalmente bases militares en el Golfo. A fin de apaciguar los temores kuwaitíes y al mismo tiempo mantener garantizado su libre acceso al Golfo, Washington firmó el año pasado un acuerdo de seguridad con Kuwait cuya validez se extiende hasta el año 2001. Según el Gobierno kuwaití, el emirato está a punto de firmar pactos similares con el Reino Unido y Francia en los próximos meses.

La compra de armamento en el Golfo es sólo una de las facetas del esquema de seguridad que los Gobiernos occidentales quisieran ver completada cuanto antes. Aparte de la formación de un mecanismo de seguridad regional con participación, en lo posible, de Egipto y Siria, el otro aspecto tiene que ver con los pactos con las principales potencias occidentales. Sin embargo, analistas que tuvieron acceso a las infructuosas deliberaciones del Consejo de Cooperación del Golfo celebradas en Kuwait a fines de diciembre sostienen que los árabes del Golfo, de momento, sólo parecen interesados en confiar su seguridad a fuerzas occidentales.

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