Hachani, el ingeniero de la 'moderación'
Abdelkader Hachani, de 33 años de edad, ingeniero de minas en la empresa estatal de petróleos Sonatrach, se ha convertido en los últimos meses en el portavoz oficial del Frente Islámico de Salvación y en el principal mentor de un discurso de moderación y conciliación que culminó el pasado 29 de diciembre, tres días después de que se celebrase la primera ronda de las elecciones legislativas. Desde el salón de actos del Ayuntamiento de Argel, Hachani extendió la mano al presidente de la República, Chadli Benyedid, y le ofreció la cohabitación y el respeto a la Constitución, siempre y cuando se les permita a los integristas gobernar sin cortapisas, desde la Asamblea Popular Nacional y de acuerdo con los principios del Corán.Para pronunciar este discurso, Abdelkader Hachani ha efectuado un largo y tortuoso camino político, que le ha llevado desde el este de su región natal a la capital de Argelia, pasando por los pozos petrolíferos de Hassi Messaud, al sur del país. Durante varios años ejerció allí como técnico y se impregnó de las esencias del integrismo radical y del odio hacia el aparato y la burocracia del expartido único Frente de Liberación Nacional.
Las primeras armas políticas las veló en la organización integrista argelina Nahda (Renacimiento), desde donde surgió propugnando una sociedad cerrada y cimentada en los preceptos coránicos, muy similar a la defendida por los Hermanos Musulmanes. Desde allí, pasó hace menos de dos años a engrosar las filas del Frente Islámico de Salvación. Su proyecto era claro: intentar incidir en la organización islámica, conduciéndola hacia posiciones aparentemente más tolerantes, conciliando el radicalismo islámico con el nacionalismo argelino. Se configuraba de esta manera una tendencia bautizada con el nombre de argelinización, caracterizada por escoger el juego democrático como táctica para hacerse con el poder y establecer la República islámica.
Como militante dirigente del Frente Islámico de Salvación, Abdelkader Hachani ha vivido durante dos años inmerso en un magma del que sólo emergían las luces de Alí Belhadj y Abasi Madani, los dos principales dirigentes de la organización, encarcelados en la prisión de Blida. Abdelkader Hachani fue también detenido por la autoridad militar en pleno estado de excepción tras pronunciar un discurso en el que incitó a sus seguidores a ocupar las viviendas vacías de la avenida residencial de Diduch Murat, en el corazón.de la capital. Hachani pasó poco menos de un mes en la cárcel, y obtuvo, en una sospechosa prueba de generosidad, la libertad provisional, para encabezar la organización islámica y convertirse en su portavoz.
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