Reforma artesanal
La plaza de Santa Ana quedó ayer oficialmente abierta al paso de los ciudadanos, tras permanecer en obras durante más de un año. El recinto ha experimentado una reforma artesanal -con baldosas de granito y ladrillos de tejas- que ha costado 50 millones de pesetas, casi el doble de lo previsto. Cuando terminen las fiestas navideñas se instalará también una fuente de granito en forma de .concha de peregrino. El surtidor dispondrá de un sistema de vaciado para evitar que los yonquis laven sus jeringuillas en el pilón. Ángel Matanzo, concejal presidente del distrito de Centro, donde se halla enclavada la plaza de Santa Ana, acudió al acto inaugural ataviado con capa española. "La plaza no tenía que ser un tenderete de ropa interior con la excusa de que eso era artesanía". Matanzo mantuvo una dura pugna con el colectivo de artesanos que a partir de la alcaldía de Enrique Tierno Galván instalaban cada sábado un mercadillo en la plaza. Las protestas de los vendedores acabaron en batallas campales con la Policía Municipal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.