México califica de histórico el fin del anticlericalismo
La derogación de la ley constitucional que durante 75 años ha mantenido a la Iglesia católica sin personalidad jurídica en México, un país mayoritariamente creyente, ha sido calificada de histórica por prácticamente todo el conjunto de la clase política de la nación y saludada con satisfacción por el Vaticano. México abolió los privilegios eclesiásticos y los derechos ciudadanos a los religiosos como resultado de la revolución, que, se ha mantenido hasta ahora distanciada de su jerarquía, a la que no reconocía.
La decisión, aprobada el miércoles por la Cámara de Diputados por 460 votos a favor y sólo 22 en contra, es una de las iniciativas más importantes dentro del mandato de seis años del presidente Carlos Salinas de Gortari, al igual que la reforma del Ejido, otra de las herencias revolucionarias llegadas a nuestros días y que permitirá, previa aprobación del Parlamento, que la tierra deje de ser propiedad del Estado.Ambas iniciativas fueron anunciadas al poder legislativo en un discurso del propio Carlos Salinas de Gortari a las dos cámaras del país semanas atrás, con motivo. del balance de sus tres primeros años de mandato.
La derogación de la ley acaba con 75 años de inconstitucionalidad religiosa, pero los problemas entre la Iglesia y el Estado se remontan al siglo XIX y, en especial, a la denominada Ley Juárez y a la Constitución de 1857, mediante las cuales el Gobierno nacionalizó los bienes de la Iglesia, hasta el punto de que los templos en México son propiedad del Estado, al igual que todas aquellas instituciones, como asilos o colegios, dependiente antaño de la autoridad eclesial.
La Ley Juárez y sucesivas reformas dieron una legislación que ha mantenido durante décadas la prohibición de manifestaciones religiosas en la calle e incluso que los sacerdotes vistieran sotana para realizar sus desplazamientos fuera de las iglesias.
Pese a toda esta legislación y al. acatamiento de los gobernantes a las leyes, nunca se pudo impedir en México el seguimiento popular a la Iglesia, plasmado en las grandes concentraciones religiosas de Guadalupe y en la presencia de imágenes de la patrona del país en todos los centros de trabajo.
Visitas papales
Las visitas del papa Juan Pablo II a México y el posterior encuentro, el pasado verano, que sostuvieron éste y Salinas de Gortari en el Vaticano abrieron un camino en el mejoramiento de las relaciones, ahora sellado con la aprobación parlamentaria de los cambios que le devuelven a la Iglesia su personalidad jurídica, lo que influirá en un aspecto fundamental: la enseñanza. La reforma preserva el carácter laico de las escuelas, pero permite la enseñanza de la religión.Los cambios permitirán, entre otros aspectos, que los sacerdotes puedan ejercer el derecho al voto y que se realicen manifestaciones religiosas fuera de los templos, en este caso procesiones, siempre que las autoridades civiles de cada Estado las permitan.
Habrá también una separación legal entre la Iglesia y el Estado, hasta ahora inexistente, dado que las leyes derogadas negaban su existencia. La Iglesia católica, según la reforma, obtendrá su personalidad jurídica bajo la definición de asociación religiosa. Prácticamente el 90% de la población mexicana se considera católica.
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