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Los socialistas franceses reconocen que el poder les ha cambiado más a ellos que a la sociedad

"El ejercicio del poder desde 1981 ha transformado más a la izquierda que a la sociedad", reconoce el proyecto para el año 2000 que el Partido Socialista francés (PS) comenzó a discutir ayer en París. Ante la impopularidad del presidente François Mitterrand y la primera ministra Edith Cresson, las divisiones del PS y el temor a una derrota en las elecciones regionales de 1992 y las legislativas de 1993, los socialistas esperan mejorar su imagen.

El congreso extraordinario del PS debe concluir mañana con la aprobación de un texto redactado por el diputado Michel Charzat bajo el título Un nuevo horizonte. Ese, el programa socialista para el año 2000, proclama que al cabo de una larga década de poder socialista "quedan demasiadas bastillas por tomar". El PS acepta explícitamente su responsabilidad en fenómenos como el culto al dinero, los escándalos político-financieros, la marginación del Parlamento, el ocaso del sindicalismo o el incremento del paro y las desigualdades sociales.Creado por Mitterrand hace 20 años, el Partido Socialista celebra este fin de semana la ceremonia de su puesta al día ideológica. "El socialismo a la francesa", asegura el texto de Charzat, "tiene en cuenta los valores de la solidaridad y la democracia en el marco de una economía de mercado". El PS acepta públicamente su conversión a la socialdemocracia.

El sociólogo francés Edgar Morin y su "teoría de la complejidad" han influido de modo decisivo en el texto de Charzat. Francia y el mundo entero han entrado en "la era de la complejidad". En esas circunstancias, la política debe asumir "su carencia de respuestas definitivas".

Aceptar conflictos

La segunda gran fuente intelectual del proyecto es el filósofo alemán Jurgen Habermas, del que Charzat ha extraído la idea del "reconocimiento y la aceptación de los conflictos". Esa "aceptación de los conflictos" es el "único modo de establecer un contrato, un compromiso entre los actores sociales". El PS se aleja así de la concepción utópica de sus abuelos, que aspiraban a una sociedad ordenada y perfecta.El norteamericano John Rawls, profesor de la universidad de Harvard y autor de una interpretación de izquierda del liberalismo anglosajón, es otro de los nuevos maestros del socialismo francés. Una sociedad justa, según Rawls, es la basada en la libertad y en la aceptación tan sólo de las desigualdades que contribuyen a mejorar la suerte de los más desfavorecidos.

El ex ministro Jean-Pierre Chevènement y el diputado Julien Dray son los únicos líderes socialistas que combaten este reconocimiento tardío de la conversión a la socialdemocracia. Sin embargo, la unidad del resto de los congresitas no va mucho más lejos. Pierre Mauroy, primer secretario del PS, apenas cuenta con la simpatía de un puñado de asistentes.

Si la década de poder socialista se ha caracterizado por la creciente independencia de Mitterrand respecto al partido que utilizó para su ascensión al poder, lo contrario también es cierto: el presidente apenas tiene hoy influencia en el PS.

"Con Cresson en Matignon (sede de la jefatura del Gobierno francés) y Mauroy al frente del partido, las elecciones de 1992 y 1993 van a ser apocalypse now", afirmó ayer un congresistd. "Mauroy es la voz de su amo (Mitterrand). Así no hay manera de conseguir credibilidad", apuntó otro. El propio Mauroy ironiza: "Soy el primer secretario de la unanimidad, aunque esa unanimidad se haga en contra de mi persona".

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