Bandrés cree que una reforma de la Constitución hoy la empeoraría

Casi todos los que, de una forma u otra, participaron en la elaboración de la Constitución se pronuncian en contra de su reforma en el seminario sobre la Carta Magna que se está celebrando en la Universidad Carlos III de Getafe (Madrid). El presidente de Euskadiko Ezkerra (EE), Juan María Bandrés, alertó ayer ante "la gran capacidad actual para empeorar las cosas".Bandrés, quien votó no a la Constitución, pero que hace unos años brindó por ella a petición de Felípe González, manifestó: "En este momento, creo que no debe ser reformada, porque sería más dificil obtener el consenso que en 1978 fue propiciado por el miedo a la pérdida de las libertades". A lo que añadió humorísticamente: "No me gustaría cambiar la Constitución porque tenemos gran capacidad para empeorar las cosas, como si se encargara la reforma al ministro del Interior".

El ministro para las Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero, otro de los participantes en el debate de ayer, explicó que las propuestas "ligeras o irreflexivas" de reforma constitucional están impedidas por la propia Constitución y que el PSOE las rechaza. Zapatero propugnó que la configuración del Senado como Cámara territorial "se resuelva por consenso, sin reformar la Constitución".

El ex secretario general del PCE, Santiago Carrillo, reiteró el deseo de longevidad de una Constitución que "por sí sola no garantiza la estabilidad y el progreso de las libertades". Carrillo propuso que políticos y periodistas reflexionen sobre el clima de corrupción que se traslada diariamente a la opinión pública, que 'Tavorece", dijo, "el aventurerismo y perjudica el sistema parlamentario".

Iglesia y reconciliación

El sacerdote José María Martín Patino recordó que la Iglesia apoyó él Proceso constituyente en favor de la reconciliación de los españoles y aseguró que es preciso asentar aquel proceso, que garantiza los derechos de las confesiones religiosas y permite a la Iglesia "contribuir a las libertades en lugar de atrincherarse". Estimó que la separación del Estado es la situación más cómoda para una Iglesia que debe volver los ojos a la sociedad.En el coloquio, el profesor Eusebio Femández preguntó si con el actual papa Juan Pablo II y el presidente de la Conferencia Episcopal, Ángel Suquía, las cosas habrían ido igual. Martín Patino aseguró que Suquía se resignó en su momento y "no creo", dijo, "que sea un entusiasta del texto constitucional". Reprochó a algunos-obispos que "confian más en el derecho penal que los propios penalistas y creen, por ello, eficáz penalizar el aborto".

Uno de los pocos parlamentarios constituyentes que apostó por el cambio de la Constitución fue el presidente de CC 00, Marcelino Camacho, quien anoche, en un debate entre empresarios y sindicalistas, estimó necesaria la reforma "para llegar a un Estado federal".