Desprecio
Bajaba por la calle de Alcalá y al llegar a la Puerta del Sol vi que un policía trataba por todos los medios de evitar que un joven hombre de origen magrebí, aparentemente, entrara en el restaurante Wendy de dicho lugar. El joven hombre se defendía, apelaba a sus derechos, pero la polícía, sin escuchar sus razones, le forzaba a callarse, sujetándole los brazos y golpeándole en la cabeza con una porra.El hecho es una humillación para el joven y para cuantos presenciábamos lo ocurrido. Recuerdo cuando yo, español, vivía en París y alternaba con emigrantes de países que, como el nuestro, eran la escoria de Europa. Portugueses, magrebíes, yugoslavos, todos juntos y mirados y despreciados como ahora despreciamos a nuestros antiguos amigos.-
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