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Premios Nobel de la Paz analizan la situacion del mundo tras la guerra fría

Docena y media de premios Nobel de la Paz reflexionan estos días en Oslo, junto con politólogos e historiadores, sobre las futuras dimensiones de las relaciones internacionales en el mundo que han de seguir al fin de la guerra fría. La primera jornada de ponencias y discusiones demostró que no está claro hacia dónde va el mundo; que no hay garantías de que el fin de la guerra fría sea la puerta de entrada a una era de paz, y que el enfrentamiento polar lo va a ser cada vez más entre el Norte rico y el Sur subdesarrollado. "El idealismo es el único pragmatismo de nuestros días", según uno de los antiguos premios Nobel.Los premios Nobel cumplen 90 años y con este motivo se están celebrando simposios en la capital sueca y en Oslo, donde desde 1901 se concede y entrega el Nobel de la Paz. La galardonada de este año, la bírmana Aung San Suu Kyi, no podrá acudir el martes a recibirlo por seguir bajo arresto domiciliario y en su nombre lo recogerán su marido y dos hijos.

Francis Sejersted, presidente del comité noruego del Nobel, cree que esta ausencia pone de relieve lo lejos que se está de tener resueltos los problemas de la paz, en particular los relativos a los derechos humanos, que sólo entraron a formar parte de las inquietudes del Nobel hace 30 años.

Mijaíl Gorbachov, galardonado el año pasado, es uno de los que no han podido acudir a estas discusiones por sus ingentes problemas domésticos, pero los asistentes reconocían que sin él no se habría producido el pacífico final de la guerra fría.

Willy Brandt (Nobel en 1971), ausente por enfermedad, envió una comunicación en la que dice que "nuevos peligros para la paz han surgido tras el hundimiento del dominio comunista en Europa", peligros que asoció con la crisis yugoslava y el desmembramiento de la URSS.

El historiador norteamericano John Gaddis especula con la idea de considerar la guerra fría como un suceso anormal en el devenir histórico que sirvió para disimular fallas en las tensiones profundas de la historia que ahora -con el enfrentamiento entre bloques ideológicos resuelto y sin peligro aparente de conflicto nuclear- pueden manifestarse con menos coerción.

Linus Pauling (Nobel de 1962), también ausente por los achaques propios de un hombre con tantos años como el Nobel de la Paz, señaló: "Ahora que la amenaza destructora de la guerra nuclear ya no determina nuestras políticas y acciones, tenemos la oportunidad de construir un mundo basado en principios éticos".

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