El cardenal de Bruselas pide que la Iglesia apoye el desarme nuclear total
El cardenal arzobispo de Malinas-Bruselas, Godfried Danneels, defendió ayer ante el sínodo la necesidad de que la Iglesia responda al cambio del mapa político de Europa con un apoyo claro al desarme nuclear total. "En un momento en el que los arsenales de armamentos nucleares son todavía importantes en Europa y en el que las autoridades responsables de su uso se fragmentan y se vuelven menos identificables, es necesario que la Iglesia lance un llamamiento renovado para la eliminación de los armamentos nucleares del suelo europeo", dijo Danneels.
El cardenal estimaba con esta frase, por un lado, que la teoría de la disuasión, a la que la Iglesia se ha adherido durante las últimas décadas para considerar legítima la posesión de armas nucleares, resulta superflua tras la conclusión de la guerra fría. Por otro, que la división del arsenal de la URSS entre las nuevas repúblicas independientes plantea graves problemas para el control de estas armas de destrucción masiva. De ahí su invocación a un nuevo impulso eclesiástico hacia el desarme total.No fue ésta la única incursión en temas políticos durante la jornada de ayer de un sínodo que la víspera había oído al obispo checoslovaco Jan Hirka denunciar que "Europa se encuentra bajo el totalitarismo democrático del dólar". El canadiense Marcel André Gervais, arzobispo de Ottawa, llegó a defender ayer que "se resista" a la "separación total entre el Estado y la Iglesia", a fin de que "el Evangelio penetre" no sólo en los corazones, sino también "en las constituciones de nuestros Estados".
Nacionalismos
Gervais destacó dos campos de actualidad para esta penetración evangélica: el social, a la luz de las encíclicas Rerum novarum y Centesimus annus, y el de los nacionalismos en alza, donde dijo que "sólo en la Iglesia se puede alcanzar la unidad en la diversidad".Por su parte, el cardenal africano Bernardin Gantin agradecía a Dios y al Papa por "haber liberado" a los países del Este y a Benin "del yugo comunista".
La polémica con los ortodoxos prosiguió en la tarde del martes con las intervenciones de obispo de Mukacevo, Ucrania, Ivan Semedi, que recordó la represión estalinista, y sobre todo con la del cardenal Ivan Lubachivski, arzobispo mayor de Leopoli, que expresó su "alegría" y la de su pueblo por la independencia de Ucrania.
"En 1987 tendí la mano al patriarca de Moscú, en signo de recíproco perdón. Seguiré tendiendo la mano a todos mis hermanos ortodoxos", dijo Lubachivski, tras afirmar que las autoridades soviéticas segaron la vida "de más de 14 millones de ucranios" y arrestaron a" 10 obispos, 1.400 sacerdotes y 800 monjas" de esa nacionalidad, "muchos de los cuales murieron". Según el arzobispo, en Ucrania sólo hay 2.176 iglesias de las 4.445 que existían en 1946, y la Iglesia oriental carece de medios para atender a las necesidades religiosas de la población.
Zelemir Puljic, arzobispo de Dubrovnik, denunció el silencio de "muchos políticos que, aun adhiriéndose al Acta de Helsinki (1975) y a la Carta de París (1990)", tienden a hacer ver que "la absurda guerra de agresión contra Croacia es un asunto interno de Yugoslavia". El prelado afirmó que, durante los dos meses de asedio que sufre su ciudad, "han sido asesinadas 90 personas".
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