Los guerristas pierden el control de la FSM
El sector guerrista de la Federación Socialista Madrileña (FSM) sufrió ayer un duro revés durante el comité regional del PSOE en Madrid. Felipe González había autorizado a Teófilo Serrano, secretario general de la FSM, para que midiera sus fuerzas con el guerrista José Acosta, presidente de la organización. El objetivo era dejar patente quién tiene la mayoría y el control en el partido en Madrid, donde se vivía una paz impuesta desde el último congreso regional. El resultado de la votación fue inequívoco. Serrano triunfó por 376 votos frente a 163 y sugirió a Acosta que dimitiera, pero éste exigió una petición formal de renuncia.
La reunión del comité regional de Madrid no ha solucionado la grave fisura que existe en el seno de la organización madrileña pero ha servido para implantar un nuevo método de funcionamiento político entre los socialistas.El consenso y la unanimidad se han enterrado para dar paso a las votaciones como si se tratara de dos partidos diferentes entre los que se aplica el juego de mayorías y minorías.
La ruptura del consenso no va a provocar a medio plazo, sin embargo, algun episodio trascendental que conduzca a un congreso extraordinario. Este supuesto es rechazado por Felipe González y por la ejecutiva federal del PSOE.
Pero la ejecutiva reunirá previsiblemente esta semana a las partes en conflicto al ser garante del precario pacto de familia al que se llegó para formar la actual dirección de la FSM. Miembros de la dirección del PSOE habían previsto reunirse la pasada semana con los dirigentes madrileños pero el encuentro fue desaconsejado por Serrano, que prefirió que fueran los 600 delegados del comité regional quienes se pronunciaran en primera instancia.
Las versiones interesadas y las invocaciones de los nombres de Felipe González y Alfonso Guerra han proliferado en los prolegómenos de esta reunión. Así, el sector de José Acosta ha dado a entender que tenía el apoyo del vicesecretario general, Alfonso Guerra, para dar la batalla a la mayoría del partido. Según la versión de Teófilo Serrano, el propio Guerra se lo ha desmentido personalmente.
La intervención de Felipe González, que recibió la pasada semana a Serrano, también ha sido utilizada. Fuentes gubemamentales aseguran que el jefe del Gobierno ante todo pidió a Teófilo Serrano un intento para la integración y se mostró contrario a medidas traumáticas. Serrano le comunicó que iba a someter a votación, una resolución para medir el apoyo a su continuidad como secretario general, así como la lealtad con la que contaba el presidente de la Comunidad, Joaquín Leguina. Felipe González dio el visto bueno a Serrano para que actuara de esa manera y también se mostró de acuerdo con el anuncio del secretario general de la FSM de que dimitiría si no alcanzaba una mayoría holgada.
Denuncia de la votación
La confirmación en el cargo, con un amplia mayoría, la consiguió Teófilo Serrano con creces. Sus fuerzas, unidas a las del sector de Joaquín Leguina y de Izquierda Socialista, alcanzaron el 70% de los votos, frente al 29% que consiguieron los guerristas de Acosta. Entre quienes apoyan a la mayoría está el ministro de Educación, Javier Solana, y los ex ministros Joaquín Almunia y José Barrionuevo.
El sector de Acosta, por su parte, denunció que sus adversarios habían intentado hinchar la votación haciendo pasar a la sala a simples militantes sin la condición de miembros del comité regional. Los acostistas forzaron una segunda votación que, efectivamente, dio un resultado sensiblemente direfente. En la primera, Serrano había obtenido 426 votos y Acosta 143. Una vez repetido el escrutinio, el secretario general de la FSM obtuvo 376 votos y Acosta 163.
Serrano dejó ayer bien claro ante el comité regional lo que haría si estuviera en la misma situación que el presidente de la federación y contricante político, José Acosta. "Si yo pierdo [la votación en la que se respaldaba su línea de actuación] presentaré mi dimisión", anunció. "Es lo más natural ¿O acaso se puede dirigir una Federación en minoría?", se preguntó. "Pero en fin, es un problema de ellos, no mío", agregó. Acosta no aceptó la insinuación y dijo que el comité le puede destituir con una moción de censura.
Perplejidad tras el divorcio
A. D., Aunque el conflicto de la FSM tiene perfiles propios, muchos dirigentes aseguran que en el trasfondo subyace la perplejidad originada por el divorcio político entre González y Guerra. Mientras los más pragmáticos lo han asumido y se han proclamado felipistas, el sector que encabeza Acosta repite que nada funcionará sin avenencia entre González y Guerra. Dicho sector asegura que la lucha es por "dos modelos diferentes de partido" de forma que ellos encarnarían el más puro frente a quienes "llevan a Felipe a estar preso de los poderes econórnicos".
La paradoja en el socialismo madrileño es que los tradicionalmente guerristas se han desprendido de esa etiqueta y actúan "como un solo hombre" detrás del otrora representante de Guerra en Madrid, Teófilo Serrano, ahora en armonía con Joaquín Leguina, uno de los seculares adversarios del vícesecretarío general. Por contra, los seguidores de José Acosta, nunca antes guerristas, forman lo que sus oponentes llaman el "nuevo guerrismo duro".
Quienes en otros tiempos eran guerristas no terminan de creer que su inspirador dicte las actuaciones de José Acosta porque "no era su estilo". Éstos afirman que el guerrismo siempre ha actuado sobre seguro y daba la batalla cuando sabía que tenía la mayoría tras un trabajo previo de ganar voluntades y dejar en minoría a aquel al que se trataba de destituir. Según esta tesis, es muy dificil que Guerra haya dado instrucciones para acabar con Serrano y Leguina cuando sabe que sólo tiene el 30% de los votos. Otra cosa es que haya decidido intervenir activamente en política y las señales que ha enviado se hayan plasmado en comidas y reuniones con quienes ahora le profesan una fe ciega.
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