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Entrevista:

"La cumbre de Maastricht debe impulsar la unión monetaria en la CE"

JAVIER AYUSO, Pregunta. Recientemente ha declarado que está en contra de la politización del Instituto Monetario Europeo. ¿A qué se refiere?.

Respuesta. Hay varios aspectos diferentes. En primer lugar, hay que hablar de la organización propiamente dicha. Es decir, los órganos de dirección del IME. Hasta el momento ya hay un propuesta concreta, que define al Instituto como el consejo de gobernadores de los bancos centrales de los países comunitarios. Por otro lado, hay quien propone que esa institución tenga un presidente y un vicepresidente, que no sean miembros de ese consejo. Este equipo de dirección sería designado por el poder político, repretesentado por el consejo de ministro de Economía y Finanzas (Ecofin). Si fuera así, ambos tendrían un carácter político dentro del IME, cosa que no nos gusta demasiado.

P. ¿Por qué le parece mal ese planteamiento político del IME?.

R. Es un problema que afecta a su propia naturaleza. El Instituto ha sido creado para la segunda etapa del proceso de unión monetaria en la CE. Y los acuerdos adoptados hasta ahora establecen explícitamente que, en este segundo estadio, la responsabilidad de las políticas monetarias corresponden exclusivamente a los bancos centrales de cada país miembro. No hay que olvidar que en ese periodo, que comienza en 1994, todavía existirán las monedas nacionales, así como el mecanismo de cambio del Sistema Monetario Europeo (SME). Eso supone que todavía no se han fijado los tipos de cambio; o, lo que es lo mismo, que cada divisa nacional y las decisiones de política monetaria corresponden a cada banco central.

P. ¿Quién dicta las políticas monetarias en esa etapa?.

R. El IME no tiene potestad para dictar políticas concretas en los países miembro. Lo único que puede hacer este organismo es coordinar las políticas monetarias y siempre de una forma consensuada con todas las naciones implicadas. Nadie puede mandar sobre los demás. Esto es algo que nos gustaría que quedara muy claro: queremos evitar cualquier zona gris en la que no estuviera claro quién es responsable de cada cosa.

P. ¿Quiere esto decir que hay diferencias de criterio sobre las distintas etapas del proceso de unión monetaria?.

R. No necesariamente. Está muy claro en todos los documentos que esta segunda fase debe considerarse un escalón intermedio, que además no puede ser muy largo. Lo que sí existe es el peligro de que el IME se confunda con un banco central europeo limitado. Eso traería consigo la reducción real de la necesidad de llegar a la tercera fase del proceso relativamente rápido. Desde mi punto de vista, habría que intentar acelerar los pasos para llegar a esa tercera etapa a principios de de 1997, si fuera posible.

P. Cuando insiste en que el Bundesbank se opone a la politización del IME, se supone que hay quien quiere politizarlo...

R. A mí realmente no me gusta hablar de politización. Lo que no queremos que suceda es que se confundan las responsabilidades en este segundo escalón. Y no parece razonable que se nombren un presidente y un vicepresidente en el IME, que no sean miembros del consejo de gobernadores de bancos centrales europeos. Lo que nosotros proponemos es elegir a ese presidente dentro del consejo de gobernadores. Hay además que hablar sobre el sistema de dirección y de funcionamiento del IME, pero las discusiones continúan y no me gustaría exptenderme en eso.

Posturas enfrentadas

P. Pero, sin entrar en detalles, parece que existen dos posiciones enfrentadas: la alemana y la francesa...

R. Yo confío en que esas diferencias de criterio con nuestros amigos franceses disminuyan. De hecho, las posiciones de uno y otro se han ido acercando ya en este punto. Pero la situación es muy fluida y hay negociaciones prácticamente diarias.

P. Eso en cuanto a la segunda fase. Pero cuando el proceso llegue a la tercera etapa, con la creación del Banco Central Europeo, habrá países que no estén en condiciones de seguir la primera velocidad de la CE. ¿Cuál es su posición respecto al papel que deben jugar esos países?.

R. En este punto no se trata tanto de lo que el Bundesbank u otro banco central pueda pensar, como de la posición de un buen número de países comunitarios. Hasta el momento, lo que está decidido es que si se da el caso de que algún país miembro no puede estar en el Banco Central Europeo desde el primer momento, porque necesiten un periodo de ajuste mayor para cumplir las condiciones para ser miembro de pleno derecho, las decisiones la tomarán solamente los países que hayan accedido a la entidad. No sería una buena solución el que estos países participen en las decisiones de un banco del que no son miembros.

P. ¿Qué sucede con los que no han ajustado sus economías lo suficiente como para entrar en desde el primer momento?.

R. Ya hay una propuesta de la presidencia holandesa de la CE, en el sentido de que haya una cámara de bancos centrales en la que se sienten juntos el BCE y los bancos centrales de aquellos países que no hayan podido integrarse todavía. Creo que esa es una buena solución, porque se mantiene la coordinación entre todos, hasta que puedan acceder a la primera velocidad.

P. ¿Cree que en la cumbre de Maastricht se pueda encontrar una vía de solución?.

R. Confío en que la cumbre suponga un paso adelante para llegar a un acuerdo para todo el proyecto de unión monetaria. Eso quiere decir que se apruebe modificar el Tratado de Roma para que pueda avanzarse hacia la unión económica. Y si se consigue ese consenso global global será más fácil zanjar algunas de estas cuestiones que están todavía en discusión.

P. Tal y como están las cosas y teniendo en cuenta que la cumbre es el 9 de diciembre, ¿cree que hay tiempo para cerrar todos estos acuerdos?.

R. Yo creo que sí. Si comparamos la actual situación con el principio del proceso negociador, podemos comprobar que el número de desacuerdos ha disminuido de forma notable, sobre la base de compromisos serios por todas las partes. Yo soy optimista en este sentido.

P. ¿Ese optimismo incluye el mantenimiento del calendario previsto para ir quemando todas las fases del proceso?.

R. En principio sí, aunque cada fase tiene su ritmo. La segunda fase debería comenzar a principios de 1994, con la creación del IME. Dos años después, a lo largo de 1996, el IME y la Comisión Europea tendrán que redactar un informe, que será presentado al consejo de ministros de Economía y Finanzas, en el que se defina claramente si hay un número de países en la CE que puedan pasar a la tercera fase; es decir, si están realmente preparados para ello. De ese documento se deducirá si el Banco Central Europeo puede empezar a funcionar en 1997, tal y como está previsto, o no. A partir de entonces, el Ecofin y el propio consejo comunitario tendrán que dar su opinión sobre la conveniencia de iniciar la tercera fase.

Tipos de interés

P. Uno de los baremos que se utilizarán para decidir qué países están en condiciones de pasar a la tercera fase en 1997, será las tasas de interés. ¿Qué previsiones se pueden hacer a estas alturas sobre tipos de interés en la CE?.

R. Como presidente del Bundesbank no puedo hacer predicciones sobre tipos de interés. Lo que sí está claro es que la situación varía mucho entre unos países y otros dentro de la CE. Alemania, por ejemplo, ha fortalecido la política monetaria, con tipos de interés altos. Otros países han podido bajar sus tasas de interés al conseguir reducir su inflación de forma importante. Sobre el futuro, es muy dificil prever cómo se comportarán todos estos países. Dicho esto, sí hay que destacar que entre los criterios que se emplearán para determinar si un país puede acceder al Banco Central Europeo al comenzar la tercera fase, el diferencial de tipos de interés será un elemento importante, aunque no decisivo, porque mostrará también el diferencial de inflación entre unos y otros estados. Además, el examen incluirá el déficit presupuestario y la situación de cambio de la divisa nacional frente al resto de las monedas del Sistema Monetario Europeo.

"Soy optimista respecto a España"

P. El gobierno español se debate en estos momentos sobre la conveniencia o no de pasar a la banda estrecha de fluctuación del Sistema Monetario Europeo. ¿Cuándo cree que se debería producir ese cambio?.R. Yo no puedo dar recomendaciones sobre una decisión que corresponde a España tomar. Lo que sí dicen los tratados es que durante la segunda fase del proceso, todos los países miembro de la CE deben participar en la banda estrecha de fluctuación del SME. España ya está en el sistema y tienen hasta enero de 1994 para pasar a la banda estrecha, por lo que tiene mucho tiempo para decidir cuál es el mejor momento para ello. Yo soy optimista respecto a ese punto, aunque insisto en que es el Gobierno español el que debe tomar sus decisiones.

P. ¿Es igualmente optimista sobre la posibilidad de que España esté entre los países de la primera velocidad?. ¿Cree que podrá pertenecer al Banco Central Europeo desde el primer momento?.

R. Esta es una pregunta que no puedo contestar. Yo creo que todavía falta mucho tiempo para que lleguemos a la tercera fase del unión monetaria y todos los países tienen la posibilidad de adaptar sus economías a las condiciones exigidas para estar en el BCE. Eso es así para todos los estados comunitarios y nadie puede estar seguro a estas alturas. Incluso algunos países que hoy por hoy cumplen los requisitos pueden encontrarse con alguna sorpresa en 1997 si cometen errores en el planteamiento de su política económica de aquí a esa fecha. España tiene las mismas posibilidades que otras naciones de estar a punto en el momento de comenzar esa tercera fase.

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