Aplazado el juicio a tres presuntos 'narcos' de Las Fronteras

Cerca de 40 vecinos del barrio de Las Fronteras, de Torrejón de Ardoz, municipio de 75.000 habitantes, se desplazaron ayer en autobús hasta la Audiencia Provincial de Madrid para presenciar el juicio de tres presuntos traficantes de droga, considerados por los vecinos como "vendedores habituales en la zona". Cristóbal Salazar, Tobalo; su mujer, Miguela Moreno, La Miguela, y Santiago Cuena, Bocarrana, debían haber sido juzgados ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia por posesión de 100 gramos de heroina y cocaína, según fuentes policiales. Pero los vecinos se quedaron con las ganas.

La alegación de uno de los abogados defensores de oficio, según ellos mismos, declarándose "insuficientemente documentado" sobre el caso, dio pie al aplazamiento de la, vista hasta el próximo día 3 de febrero de 1992 ante el estupor de los presentes, dando así un "respiro" a Tobalo, ya que había sido juzgado anteriormente por otro caso.Después de los primeros momentos de indignación, la resignación e impotencia se apoderó de los presentes que esperaban ávidos el inicio de la sesión, en la que iban a testificar cuatro de ellos. Momentos después desfilaban hacia el autobús para regresar a Torrejón comentando en voz alta la "eficacia de la justicia". Paralelamente, Tobalo salía visiblemente satisfecho amenazando en su camino al reportero gráfico de EL PAíS.

Miembros de la asociación de vecinos Las Fronteras, barrio en el que viven unos 5.000 vecinos, aseguran "tener buenas razones", compartidas por políticos y policías, para quejarse del sistema judicial.

Tobalo, junto con Manuel Moreno, Maneli, y Juan Manuel Fernández, El Largo, son considerados en el barrio como "los mayores camellos" de Las Fronteras, y los tres están en libertad después de haber sufrido varios procesos. Con un amplio historial policial, incluidos antecedentes por rapto en el caso de El Largo, según datos del Ministerio del Interior, "los tres campan a sus anchas" por el barrio organizando el tráfico de estupefacientes, a decir de los vecinos.

Desde 1988, año en que los agentes del Cuerpo Nacional de Policía comenzaron a intervenir más activamente en Las Fronteras, Cristóbal Salazar ha sido detenido una vez al año incautándosele cocaína y heroína en una cantidad que supera los 400 gramos. En febrero de 1990 fue condenado a tres años de cárcel, sentencia que sus abogados recurrieron ante el Tribunal Supremo, que aún no se ha pronunciado.

El juicio que debía haberse celebrado ayer correspondía a un registro domiciliario efectuado en febrero de 1988. En el mismo, la Policía Nacional se incautó de 100 gramos de cocaína y heroína que transportaban los hijos del matrimonio ahora procesado, así como balanzas de precisión y otros útiles para preparar droga. Entonces los niños, al ser menores de edad, no pudieron ser detenidos.

La última detención de Tobalo, según la policía, se produjo tras otro registro efectuado en el mes de abril de este año, primero en el que participó el titular de un juzgado de Torreján. En la operación se decomisaron cerca de 100 gramos de drogas.