Votación en Guinea del referéndum 'democratizador'

Papeletas rojas para el sí y papeletas negras para el no. Con tranquilidad, la población guineana votó ayer el referéndum para la reforma de la ley fundamental, que, según las autoridades, va a sancionar el multipartidismo, que, sin embargo, no está incluido en el nuevo texto. La oposición al presidente Obiang volvió ayer a reiterar su denuncia de la reforma y a exigir una ley de partidos que legalice de una vez por todas la actividad política en la ex colonia española.

Como en otras consultas parecidas, las autoridades guineanas esperaban ayer una adhesión inquebrantable al referéndum que se celebró ayer en la ex colonia española para aprobar una reforma de la ley fundamental que según la versión oficial, debe abrir la vía a la democratización y que la oposición denuncia como un nuevo intento de maquillar el régimen de partido único del presidente Teodoro Obiang, que los próximos días 22 y 23 recibirá la visita del presidente del Gobierno español, Felipe González.La consulta, según informa Efe desde Malabo, se desarrolló en un ambiente de normalidad Camiones militares salieron de la capital hacia los diversos distritos de la región insular.

"Qué remedio, claro que votamos el sí", declararon fuentes locales contactadas por este día río telefónicamente. Según estas fuentes, las votaciones se produjeron, como en ocasiones anteriores, de forma que asegurasen, la respuesta deseada por el Gobierno: papeleta rojo encendido para el sí y papeleta negra para el no, que debían ser introducidas en un sobre que dejaba transparentar el color de la opción elegida.

En esta ocasión, el observador costarricense Fernando Volio ha sido enviado por la ONU para la supervisión de la votación.

Amenazas desde Gabón

Además, las fronteras del país permanecían cerradas desde las seis de la mañana del sábado ante el temor de que la Unión Democrática Social de Guinea Ecuatorial, con base en Gabón, cumpla sus amenazas de regresar al país y derrocar por la fuerza el Gobierno de Obiang. Dicho grupo emitió un nuevo comunicado esta semana en el que anunciaban un ultimátum al Gobierno para que, en el plazo de un mes, promulgue la ley de partidos que viene prometiendo desde la pasada semana o utilizarán "la fuerza si es preciso".Se calcula que en el vecino Gabón residen unos 130.000 guineanos de las 350.000 personas que constituyen la población total del país. El Gobierno guineano mantiene contenciosos fronterizos con el gabonés referentes a una zona con ricos yacimientos petroleros. Según la oposición guineana y observado res diplomáticos en la zona, la amenaza esgrimida por Libreville de devolver a Guinea los emigrantes y refugiados guineanos a su país y el peligro que ello supondría para la estabilidad del régimen son la causa de que Malabo no se decida a entablar acciones ante tribunales internacionales sobre el asunto. La votación de ayer coincide con un momento de especial crispación en Guinea Ecuatorial, donde diversos partidos han aprovechado los nuevos aires que el presidente Obiang dice querer imprimir a su régimen, pero no se atreven a dejar de actuar de tapadillo gracias a la ambigüedad en que permanece régimen, que en diversas ocasiones ha declarado públicamente estar realizando una democratización, pero, al no promulgar una ley que legace la actividad política, justifica la acción represora de los servicios de seguridad contra los sospechosos de ser opositores.

"Ahora hemos pasado de una dictadura a una dictablanda; pero entre las dos situaciones sólo hay una diferencia de matiz", declaraba recientemente a este diario un portavoz de la Coalición Social Demócrata (PCSD), al hacer un balance de la supuesta apertura. Lo mismo opinan los representantes del Partido de la Convención Democrática (PCD), de tendencia liberal; los de Unión Popular (UP), de centro-derecha, o el grupo afín al Partido de Progreso, el único con una conexión declarada con una formación política en el exilio, la del opositor Severo Moto en Madrid.

El "haber hablado con la prensa extranjera" fue el último pretexto utilizada por la policía guineana para detener a supuestos opositores que tuvieron que pagar cuantiosas multas para recobrar la libertad.