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El sida en TV, una imagen difícil

La mayoría de las dramatizaciones televisivas han tenido problemas en su producción y emisión

La enfermedad de Earvin Magic Johnson ha devuelto a las primeras páginas el problema del sida y es muy posible que en poco tiempo su historia sea trasladada a, la pequeña pantalla. Pero el sida es una vieja historia en la televisión norteamericana con los mismos miedos, rechazos y confusión que el tema s,uscita en la realidad. Las dramatizaciones televisivas realizadas hasta el momento han provocado razonables dudas sobre si han contribuido a una mayor comprensión de la enfermedad.

La emisión en 1985 del telefilme Invierno en primavera (pudo verse aquí en TVE) supuso algo así como el primer signo de derrumbamiento de las barreras entre las grandes Cadenas norteamericanas y el sida. Su historia, la de un joven homosexual afectado por el virus que intenta reconquistar la comprensión y el cariño del padre, interpretado por Ben Gazzara, logró efectivamente una enorme audiencia, varias nominaciones al Emmy y el reconocimiento de las organizaciones de apoyo al sida.Invierno en primavera contribuyó también, a pesar de sus innegables buenas intenciones, a identificar sida y homosexualidad, reforzando la percepción de la enfermedad como una plaga gay (que explica, por ejemplo, la angustia de los norteamericanos al descubrir por el caso de Johnson que el contagio también se produce a través de una relación heterosexual). Por eso hay tan pocas historias ligadas a experiencias heterosexuales y tantas, en cambio, sobre las víctimas inocentes del sida: una transfusión, un contagio accidental...

La televisión prefiere estos últimos casos, porque siempre es más fácil suscitar la compasión en el caso de un niño hemofílico que en el de un drogadicto o un homosexual.

Cualquier productor de Hollywood sabe de qué habla cuando afirma que el miedo al sida se ha convertido en miedo a la homosexualidad. No hace un año que un episodio de la serie Treinta y tantos (también ofrecida por TVE) que mostraba en la cama a una pareja de homosexuales fue boicoteado por los anunciantes y prohibida su reposición.

El telefilme sobre la vida de Rock Hudson, estrenado el año pasado -cinco años después de su muerte por sida-, le costó a la cadena ABC varios millones de dólares en pérdidas. La biografía mostraba con demasiada franqueza las relaciones homosexuales del actor. Hasta el light Bill Cosby tuvo problemas con un episodio de un mundo diferente que introducía el personaje de un estudiante con VHl positivo (interpretado por Whoopi Goldberg). Era un simple programa sobre responsabilidad sexual, pero fue suficiente para hacer saltar la alarma. Otro episodio de la serie Lifestories acerca de un presentador de televisión homosexual con el virus del sida fue retirado de la programación, prevista para coincidir con el Día Mundial del Sida.

'Llamadas a medianoche'

El tratamiento del sida en televisión cuenta también con una buena colección de episodios de oportunismo y alarmismo gratuitos. Se utiliza en ellos el sida como pretexto para una historia fuerte, de esas que probablemente rendirán en los índices de audiencia. Varias veces fue interrumpido, el rodaje de un capitulo de la serie Llamadas a medianoche (emitido por TVE hace dos semanas) por activistas de grupos de apoyo a los enfermos de sida. Este grupo de San, Francisco logró hacerse con una copia del guión, que contaba la historia de una mujer contagiada (Kay Lenz recibió el Emmy por este papel) por un bisexual que intencionadamente siembra el virus por la ciudad.El grupo activista denunció la implícita caza del hombre inducida por el personaje del protagonista (un conductor de un programa radiofónico nocturno) que indirectamente potenciaba la segregación. Un forcejeo con los productores consiguió el cambio del, final: en el original, una de las mujeres contagiadas disparaba sobre esa especie de ángel exterminador, mientras que en la versión que pudimos ver -lo suficientemente incoherente con el resto del relato como para llegar al final feliz- el protagonista impide esta muerte y advierte sobre el mal camino que supone tomarse la justicia por propia cuenta.

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