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El agua rugió como una fiera en filipinas

"Cuando vi la avalancha, me colgué al niño del cuello, pero fue demasiado tarde"

Juan Jesús Aznárez

Los supervivientes de Ormoc recuerdan que la noche del miércoles el agua rugía como una fiera cuando en un asalto imparable brincó por encima de las casas, arrancó a los niños de los brazos de sus madres, derribó árboles, arrastró coches y cubrió de destrucción y muerte el 90% de esta ciudad filipina. Otras poblaciones próximas fueron inundadas también por el desbordamiento de al menos cuatro ríos, y la relación de muertos y desaparecidos ronda los 7.000.

"Cuando vi la avalancha, me colgué al niño del cuello, pero fue demasiado tarde". Flora Maceda perdió ante sus ojos a su hijo de tres años. Otra madre, Cristina Guillotes, colgada de una rama, perdió a sus tres niños, de dos, cuatro y cinco años.Las torrenciales lluvias desencadenadas por el último de los tifones que periódicamente, y como maldiciones bíblicas, castigan Filipinas y otros países asiáticos, han sumido a este archipiélago del Pacífico en una nueva tragedia nacional. En julio de 1990, un terremoto causó 1.700 muertos y este verano la terrible erupción del volcán Pinatubo sumó otras 700 víctimas y sepultó en lava los hogares de cerca de un millón de personas. La violencia del tifón Uring, conocido en el código internacional como Telma, y el daño causado por el barrido de sus huracanados vientos, alcanzó cotas no conocidas en las dos últimas décadas en este país.

El número de muertos, muchos de ellos devorados por los tiburones al ser empujados por las corrientes mar adentro, se ha calculado en 3.500 y los desaparecidos pasan de 3.000. Los equipos de rescate de la Defensa Civil filipina, grupos privados y organizaciones internacionales trabajan sin descanso para atajar en lo posible la destrucción originada por crecidas de tres metros y evitar la muerte de quienes agonizan medio ahogados.

Los cadáveres de niños, mujeres, ancianos y de los que nada pudieron hacer para evitar la violencia de un caudal de agua que se les echó encima mientras dormían se amontonan en Ormoc, ciudad de 120.000 habitantes sita en la isla de Leyte, a 550 kilómetros al sureste de la capital, Manila.

Los funerales por las víctimas de la noche en que los gritos de terror acompañaron el ronco avance de las aguas serán breves y masivos con el fin de evitar epidemias en esta localidad costera que aportó el 85% del total de los muertos.

Imágenes dramáticas

Las dramáticas imágenes de las poblaciones barridas por las lluvias torrenciales y los desbordamientos confirman las dimensiones de la tragedia. Miles de personas hunden sus manos en el barro en busca de padres, hijos, abuelos o amigos y, cuando pueden, construyen féretros individuales con cuatro tablas. Pero generalmente los funerales e inhumaciones son masivos y en más precarias condiciones. En Manila, poco antes de volar hacia Leyte, Renato de Villa, ministro de Defensa, declaró no haber visto en su vida semejante pérdida de vidas humanas.Los participantes en las tareas de salvamento dicen que algunos vecinos, traumatizados, caminan sin rumbo, hablan solos y la mayoría llora algún familiar entre los restos de viviendas de madera y caña desbaratadas por los golpes de mar y por cascadas embarradas que nacieron en montañas deforestadas ilegalmente.

Emilio Osmena, gobernadorde la vecina isla de Cebú, atribuye a la degradación de los suelos por el talado indiscriminado gran parte de la magnitud de la tragedia. La zona asolada no había sido atacada antes por un tifón de esta intensidad y sus habitantes no dispusieron de los medios necesarios para resistir mejor desbordamientos de esta envergadura.

La presidenta Corazón Aquino ha pedido a varios ministerios que dediquen todos sus esfuerzos a mitigar el desastre con el envío de medicinas, comida, mantas, ropa, agua potable y nuevos tendidos eléctricos.

Un puente aéreo de aviones de transporte C-130, un buque de la Marina y los helicópteros disponibles sobrevuelan la región afectada, con cerca de 150.000 personas sin vivienda y otras 500.000 afectadas, para rescatar a supervivientes aislados. Mientras tanto, continúa el traslado de cadáveres en camillas de la Cruz Roja o atados de muñecas y pies a cañas de bambú. Los cuerpos de cerdos, perros y ganado de pasto flotan sobre las cosechas perdidas, en medio del agua encharcada.

40 puentes

La reconstrucción de las poblaciones se hace especialmente difícil por el corte de carreteras, la lejanía, la carencia de energía eléctrica y el hundimiento de 10 puentes. La pequeña pista de aterrizaje de la ciudad de Ormoc quedó cubierta de barro e inservible. Se teme que en el interior de los coches cubiertos por los barrizales o lanzados con violencia al mar desde las calles próximas al puerto haya más cuerpos sin vida.La ex primera dama filipina, Imelda Marcos, que el lunes concluyó un exilio de casi seis años, viajó ayer a la isla de Leyte, su tierra natal, para observar los efectos del desastre y visitar el cementerio donde reposan los restos mortales de varios familiares. Sus tumbas habían sido profanadas en busca de supuestos tesoros escondidos por el difunto presidente Ferdinand Marcos.

[La embajada española en Filipinas comunicó ayer, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, que los 16 españoles, la mayoría misioneros, que viven en la zona afectada por el tifón se encuentran en buen estado de salud.]

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