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LA DESAPARICIÓN DE ROBERT MAXWELL

La muerte de Maxwell se debió a causas naturales según el dictamen provisional de los forenses

La muerte del magnate británico se debió a "causas naturales", según el dictamen provisional de los forenses que ayer le practicaron la autopsia al cadáver del editor. "El dictamen apunta a una muerte natural antes de que Maxwell cayera al mar. No parece que haya sido una muerte por ahogamiento. La causa de esa muerte natural se investigará con todo detalle, pero parece que ha sido debida, a problemas cardiovasculares", declaró ayer el juez de Telde (Gran Canaria), Luis Gutiérrez San Juan, tras ser informado por el forense Carlos López de Lamela, director del Instituto Anatómico Forense de Las Palmas de Gran Canaria, donde, fue realizada la autopsia.

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Según indicó el juez "los rasguños que aparecen en el cuerpo del empresario parecen deberse a los movimientos que se produjeron para su izado mediante cuerdas cuando fue hallado". El juez Luis Gutiérrez San Juan anunció que a partir de este momento se inhibe en favor de la juez de Granadilla (Tenerife), Isabel Oliva. Añadió que ayer era "imposible" que se pudiera realizar la repatriación a Inglaterra del cadáver."La muerte de Robert Maxwell parece deberse, en principio, a causas naturales, quizá a un infarto de miocardio, pero habrá que esperar a los resultados de la autopsia", declaró a este periódico el fiscal jefe de Canarias, Juan Guerra Manrique de Lara, poco antes de iniciarse a las 13 horas de ayer (hora canaria), con retraso, en el Instituto Anatómico Forense de Las Palmas de Gran Canaria la autopsia del cadáver del magnate de la prensa fallecido el pasado martes. El atestado del suceso aún no había sido elaborado ayer por la Guardia Civil de Tenerife, que fue donde el capitán del yate verificó la desaparición de Maxwell.

La viuda Betty Maxwell y uno de sus hijos, Philipe, prestaron declaración durante una hora y media ante la juez de Granadilla, Isabel Oliva y luego se alojaron en el yate de Maxwell, atracado desde la mañana de ayer en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. La Juez que instruye el caso ha decretado el secreto de las diligencias, "para respetar la intimidad de la familia".

Análisis en Sevilla

Las muestras de una de las pruebas realizadas durante la autopsia iban a ser enviadas ayer al Instituto Nacional de Toxicología de Sevilla y a dos catedráticos de Medicina Legal (uno en España y otro en Oxford, Inglaterra).

Las autoridades sanitarias pidieron muestras de encéfalo, pulmón, riñón, bazo, páncreas, orina y sangre. Con estas muestras se pretende realizar un diagnóstico de diatomeas, según explicó ayer Carlos López de Lamela. "Los británicos están muy preocupados por tratar de comprobar si Maxwell estaba vivo o muerto antes de caer al agua", indicó.

El vicecónsul del Reino Unido en Las Palmas de Gran Canaria, Campbell Livingstone, comentó que la oficina del Primer Ministro y la Embajada de su país en España viven pendientes de él desde el pasado martes. "Hasta ahora sólo he podido mandar fax con muchas palabras y pocas noticias. Es falso que ya esté decidido que los funerales se vayan a celebrar en Jerusalén, pues la viuda me ha dicho hoy que tiene que consultarlo con todos sus hijos", añadió. El vicecónsul dijo también que no le constaba que Maxwell padeciera una enfermedad cardiovascular "ni estaba sometido a ningún tratamiento especial".

El cadáver de Maxwell fue trasladado ayer, tras la autopsia, al tanatorio del polígono industrial de Las Torres, en Las Palmas de Gran Canaria, situado cerca del cementerio de San Lázaro, donde está ubicado el Instituto Anatómico Forense.

El cuerpo sin vida de Robert Maxwell apareció enrojecido, según indicó el fiscal jefe de Canarias, Juan Guerra Manrique de Lara que lo vió momentos antes de que comenzara la autopsia. Maxwell pudo haber muerto en torno a las cinco de la madrugada del martes. El capitán del yate, Lady Ghislaine, Anguss Ranking, notificó en la ayudantía de marina de Los Cristianos la desaparición de magnate siete horas más tarde.

La primera declaración del capitán le fue tomada por el teniente de navío Juan Montero, ayudante de marina: "Encontró al capitán afectado, muy preocupado", señaló.

El yate propiedad del editor de prensa fallecido, de 55 metros eslora fue trasladado, por orden judicial, en la mañana de ayer del Puerto de Los Cristianos en el Sur de Tenerife, a la Dársena Pesquera del puerto de la capital de la isla, con objeto de custodiarla más eficazmente. La embarcación, en la que siguen los tripulantes a disposición judicial, está siendo custodiada discretamente por la Guardia Civil.

Los familiares de Robert Maxwell pasaron la noche del martes abordo del barco y volvieron ayer tras viajar a Las Palmas para estar presentes en los prolegómanos de la autopsia.

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