El asesinato de dos niñas reabre en Francia la polémica sobre la pena de muerte
El reciente asesinato de dos niñas en la región de Perpiñán ha reabierto en Francia el debate sobre la pena de muerte, un castigo abolido hace una década. Varios diputados y senadores de la oposición conservadora apoyan un proyecto de ley que propone el restablecimiento de la pena capital en los casos de violación y asesinato de menores de edad. La gran mayoría de la opinión pública francesa está de acuerdo con esta iniciativa.Muriel Sánchez e Ingrid Van de Portael, de 10 años de edad, fueron enterradas ayer en Elne, donde vivían y donde fueron secuestradas el pasado 19 de octubre. Sus cadáveres fueron descubiertos el domingo, después de que la policía interrogara a un hombre que había intentado suicidarse. Ese hombre, Christian van Geloven, un holandés de 46 años, confesó ser el autor del secuestro, violación y muerte de las pequeñas, e indicó el lugar donde había enterrado sus cuerpos.
Van Geloven, ejecutivo de una empresa maderera, residía en la localidad de Saint-Dizier desde hacía siete años. Casado y padre de tres hijos, el hombre al que millones de franceses desearían ver en la guillotina estaba considerado por sus compañeros y vecinos como un tipo amable y de costumbres tan regulares.
Y, sin embargo, el asesino de Muriel e Ingrid ya había sido condenado en 1990 a dos meses de prisión por exhibicionismo ante unas niñas, y en 1984 a cuatro años de prisión por violencia sexual contra una menor. En ninguno de los dos casos había pasado un solo día en la cárcel.
"Ese monstruo debería haber sido ejecutado la primera vez que le cogieron molestando a una chiquilla", afirmó ayer uno de los profesores de Elne. El ambiente en esa población era ayer tan tenso como el pasado domingo, cuando Narcisse Planas, el alcalde, tuvo que poner toda la carne en el asador para calmar a las 400 personas que a los gritos de "¡muerte, muerte!" pretendían linchar al asesino.
La pena capital fue abolida en Francia en 1981, poco después de la llegada al poder de François Mitterrand. Esa medida fue propuesta por los socialistas y aprobada por una amplia mayoría de diputados de todas las tendencias políticas. Sin embargo, la medida nunca llegó a contar con el apoyo de una opinión pública convencida de la utilidad y moralidad de la guillotina.
El pasado domingo, Paul Alduy, senador y alcalde centrista de Perpiñán, presentó en la cámara alta un proyecto de ley para restablecer la pena capital en caso de crímenes sexuales contra menores. Recordando que en lo que va de año nueve niños de ambos sexos han sido asesinados en Francia después de haber sido violados, Robert Pandraud, Raymond Marcellin, Martine Daugreilh y otros diputados de la derecha y el centro expresaron su apoyo a esta medida.
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