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Enfermos del Gregorio Marañón esperan desde hace dos años a que los operen

Los facultativos del área de traumatología del hospital Gregorio Marañón han comprobado, no sin asombro, la existencia de camas vacías en su servicio, cuya lista de espera ronda en la actualidad los 1.300 enfermos, según denuncian fuentes de ese hospital. Algunos de esos pacientes llevan meses -otros incluso dos años- a la espera de que los avisen para ser operados.La mayoría sufren cuadros -artrosis, prótesis de cadera o rodilla y desvío acentuado de sus extremidades- bastante avanzados "y no exentos de dolor", por lo que se ven abocados a tratamientos analgésicos prolongados que en ocasiones pueden causar úlcera. Las citadas fuentes añaden: "El problema, ya de por sí bastante grave, es que no hay visos de acabar con la lista de espera, porque los ingresos de la lista de espera están prácticamente bloqueados". El bloqueo en la admisión de estos pacientes se debe, a juicio de estas fuentes, a que la dirección teme encontrarse sin camas vacías los fines de semana, que suele ser cuando más accidentes de circulación se producen.

Los traumatólogos del Gregorio Marañón, cuando dan altas médicas a pacientes, lo comunican a la secretaria del servicio y le dicen que deje algunas camas libres para las urgencias y ocupe las otras con enfermos de la lista de espera.

Sin embargo, es competencia del servicio de admisión, que coordina Carmen Daufic, establecer las prioridades y avisar, en función de las directrices que marque la dirección, al paciente de la lista de espera que le toque por turno. "Muchas veces las camas no se llenan el fin de semana, y el lunes los médicos se han encontrado con hasta cuatro y cinco vacías, y sin poder tocar la abultada lista de espera". Carmen Daufic rehusó ayer confimar o desmentir esta situación; tampoco quiso facilitar el número de pacientes que engrosan la lista de espera de traumatología. "No estoy autorizada para hablar sobre eso; diríjase a la dirección", dijo.

Este periódico no pudo ayer contactar con el director médico del hospital Gregorio Marañón, José Manuel Infante García. Un familiar suyo indicó que no se encontraba en casa. Infante García tampoco contestó a una llamada que se le hizo a través del buscapersonas.

Las citadas fuentes han preferido mantenerse en el anonimato para evitar represalias como las que han sufrido algunos de sus colegas por hacer denuncias públicas, según aseguran, y por haberse señalado durante la huelga de optimización que mantuvieron los médicos de este hospital.

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