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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El ejército europeo

LA INICIATIVA franco-alemana del 15 de octubre para la creación de una defensa europea propia, estructurándola sobre la base de la UEO, parece tener efectos positivos en la preparación de la cumbre de Maastricht del próximo diciembre, en la que los jefes de Estado y de Gobierno de los Doce deberán aprobar los nuevos tratados sobre unidad política y económica comunitarios, dando así un paso histórico en la consecución de una verdadera Unión Europea. En torno a la unidad política y a la posibilidad de una política exterior y de defensa común, las diferencias son aún considerables. Más que buscar fórmulas alambicadas para sortear desacuerdos, París y Bonn han colocado sobre la mesa un objetivo a largo plazo sumamente ambicioso -nada menos que un ejército europeo, condicionando de esta forma los debates sobre las etapas que -pueden, o no, llevar hacia esa meta. En la reciente reunión de Bonn de ministros de Exteriores y Defensa, el debatido plan francés, obviamente, no ha sido a, robado. Nadie pensaba tal cosa. Pero no parece imposible un compromiso para que en Maastricht se pueda aprobar -incluso por el Reino Unido- un texto sobre la unidad política que facilite una ulterior progresión hacia un sistema europeo de defensa autónomo.

Según el plan franco-germano -elaborado desde julio pasado, incluso con un articulado preciso- se establecería- un "lazo orgánico" entre UEO y Unión Europea. Aquélla se convertiría en el organismo específico para la defensa, armonizando para ello sus relaciones con las otras organizaciones de la CE. En el seno de esa UEO ampliada se reforzaría la cooperación en todos los terrenos de la defensa: armamentos, logística, información, reuniones de estados mayores, maniobras comunes, unidades comunes. Se crearía un "grupo de planificación militar". Al lado de este proyecto, sometido a todos los países de la CE, Francia y Alemania van a desarrollar la brigada conjunta, ya constituida, para preparar un cuerpo europeo abierto a otros países.

Las resistencias a la creación de una defensa europea son fuertes en la Comunidad, sobre todo por parte del Reino Unido. Se argumenta para ello que la defensa de Europa corresponde a la OTAN, y que eso es intocable. Sin embargo, no se trata de oponer OTAN y defensa europea, como bien dijo Felipe González en las declaraciones en que dio el apoyo de España a la iniciativa franco-alenlana. Defensa europea y OTAN se complementan. Nadie piensa en poner en discusión la presencia de tropas de EE UU en Europa hoy y para mucho tiempo. Pero la propia OTAN está en plena, fase de revisión de su razón de ser. Vivimos una época de grandes cambios, y Europa no debe renunciar a pensar con audacia su política de defensa. Sería absurdo supeditar a priori el sistema europeo de defensa a la OTAN. Lo que debe haber es cooperación estrecha. Pero si Europa decide crear su sistema de defensa, tiene que ser soberana sobre él,

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Existe otra razón fundamental para que el proyecto germano-francés reciba el máximo apoyo. Uno de sus promotores es Alemania. Con ello los alemanes dejan muy claro que en este momento quieren una fuerza militar en la que ellos estén integrados con los franceses y otros europeos. Es significativa la valoración dada por el diputado democristiano Karl Lamers -próximo a la elaboración de la política de Kohl- a la participación de Francia en el proyecto: "Sólo si Alemania encuentra en Francia un colaborador tan decidido como ella a avanzar hacia Europa, podrá evitar la tentación ilusoria de separar sus intereses nacionales de los intereses comunes de Europa". ¿Quién no está interesado en que Alemania no caiga en esa tentación? La propia derecha germana -a la que, curiosamente, el señor Aznar en este caso parece sordo- nos dice que el camino mejor para ello es avanzar con audacia hacia una defensa europea.

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