El fiscal de Andalucía califica al poder político de "corrupto y prepotente"
El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Luis Portero, dijo el pasado miércoles que el Parlamento nacional y las Cámaras regionales, con su "sistemática negativa a crear comisiones de investigación" sobre hechos trascendentes, "ciegan la posibilidad de actuación judicial". En su discurso como miembro de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Granada, Portero denunció las intromisiones de carácter político, puso en tela de juicio la independencia de la justicia ante "las constantes injerencias del Gobierno" y aseguró que la justicia "es la última esperanza de la sociedad ante un poder político que se comporta de manera prepotente y corrupta".
Portero aseguró que "la estrecha vinculación del fiscal general con el Gobierno es la causa de que actualmente la carrera fiscal esté menospreciada y sometida a un vigilante recelo". En el discurso, redactado en un tono claro y sin concesiones, se asegura que la propia sociedad y los medios de comunicación, con sus "juicios paralelos" que terminan influyendo en la decisión de jueces y fiscales, el poder político y la falta de medios de la administración de Justicia vulneran en mayor o menor medida la independencia.Portero agregó que la magnitud "de los escándalos de tráfico de influencias, estafas y fraudes pone de manifiesto la incapacidad del poder judicial para combatirlos, pues su primera línea de combate está representada por un simple juez en un juzgado plagado de funcionarios inexpertos". A esto se une la negativa a formar comisiones de investigación: "No vale el circunloquio de entender que para eso están los tribunales, porque éstos no cuentan con los medios y datos que puede emplear y obtener la comisión parlamentaria".
El fiscal puso de manifiesto las afinidades entre los presidentes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Fiscal General con los Gobiernos que les han designado.
Portero dijo que el nombramiento del presidente del CGPJ se hace en apariencia mediante elección de las tres quintas partes de sus miembros, "pero es bien sabido que la persona está prenombrada, todo está programado y no hay lugar a sorpresas". Para el fiscal jefe, es "evidente que el poder corrompe y si es absoluto corrompe absolutamente, y hoy, en democracia, lo absoluto es sinónimo de mayoría de dicho signo".
Las limitaciones de jueces y fiscales en la investigación de delitos como el tráfico de influencias provoca el renacimiento de la "figura del pícaro, fruto del desengaño cínico fomentado y aprendido, tantas veces. comprometido y aplaudido, que sortea fácilmente a una justicia que no puede ser independiente si no es eficaz".
Para Portero, las deficiencias de la justicia originan que la Prensa se anticipe en las "denuncias documentadas", que ponen a jueces y fiscales "ante la perplejidad de ahondar en los datos suministrados, actuando de oficio -nunca peor dicho- o hacer uso de la venda cegadora, a la espera de que se suscite denuncia formal".
El protagonismo de los medios de comunicación "desplaza la credibilidad social de las funciones policial y judicial". Asimismo, explicó Luis Portero, este fenómeno crea un "clima de opinión al que, humanamente, los profesionales del derecho no pueden sustraerse y que hiere su conciencia". Respecto a la actuación cotidiana de la justicia, ésta ha de sortear numerosas carencias que provocan que "la falta de eficacia desdibuje la independencia funcional.
"¿De qué sirven entonces tantas proclamaciones solemnes de independencia, si no existen medios para que resplandezca en toda su intensidad? Es tanto como parafrasear en el sentido de que 'todo para los jueces..., pero sin los jueces'", señaló Luis Portero.
En respuesta al fiscal andaluz, el fiscal general del Estado, Leopoldo Torres, advirtió ayer que los fiscales "no deben intervenir en el debate político" y que deben ser "especialmente prudentes a la hora de ejercer la libertad de expresión".
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