Salvad la Ciudad Universitaria
Salvadla, si aún hay tiempo, de los desaguisados urbanísticos que en aumento la amenazan.Los errores del Ayuntamiento de Madrid, estimulando y favoreciendo el uso del vehículo privado, tan lúcidamente descritos por el profesor de Arquitectura López de Lucio en su artículo de EL PAÍS del 30 de septiembre, se reflejan en las actuaciones urbanísticas sobre la Ciudad Universitaria.
En febrero de 1990 denuncié, en carta publicada en este periódico, la apertura de vías de acceso a través de la Ciudad Universitaria para facilitar el tráfico con motivo de las obras de Cris-
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to Rey. (Por cierto, que en las informaciones radiofónicas matinales sobre el tráfico se oye repetidamente "congestión en los pasos subterráneos de Cristo Rey y plaza de Castilla").
Las vías que entonces se abrieron (nuevas o ampliadas) y que todas las autoridades, desde el MOPU a las municipales, calificaron como "accesos provisionales de emergencia" siguen funcionando, a excepción del tramo que atravesaba el solar destinado a jardín botánico.
Siguen las vías rápidas en sentido único hacia y desde Reina Victoria, las que rodean la Escuela de Caminos, con grave peligro para los estudiantes que van en metro y que deben atravesarlas sin semáforos, y el acceso a la autovía de La Coruña, a todas luces inapropiado en cerrada curva descendente y estrechándose, con paso directo al carril de la autovía.
Quiero incidir especialmente, en el último desaguisado sobre el mencionado solar para jardín botánico. Parece que sobraba terreno, ya que en la actualidad las obras que pomposamente se anuncian consisten en una cerca de hormigón, retranqueada de cuatro a seis metros hacia el interior de la valla metálica que lo rodeaba en tres de sus lados. En el cuarto, lindante con la Facultad de Farmacia, se está abriendo una nueva calle. Se cercenan así unos 5.000 metros sobre los 50.000 primitivos...
¿Hasta dónde piensan plegarse nuestras autoridades académicas (me refiero a los rectores) a la desastrosa política urbanística, de entes superpuestos? ¿Y hasta cuándo la comunidad universitaria, profesores y alumnos, seguiremos consintiéndolo?-
