"La velocidad en las comunicaciones la sufre el medio ambiente"

José Antonio Torroja, de 58 años, expresa con claridad, desde su actual responsabilidad como presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, que la civilización de las grandes obras públicas constituye un peligro para el medio ambiente. "Por ejemplo, el tributo que estamos pagando por una mayor velocidad en las vías de comunicación es precisamente un mayor impacto en el medio ambiente", dice. Hoy comienza en Santander el segundo congreso nacional de ingeniería civil, el primero desde 1935.

Ingeniería, ciencia y tecnología e Ingeniería, economía y sociedad son dos de los grandes epígrafes del congreso que se abre hoy en Santander. "Queremos analizar los enormes cambios que se han producido en la ingeniería civil en España y plantar cara al reto de la integración en Europa", dice Torroja, refiriéndose a las razones de este congreso. Unos mil ingenieros de los más de diez mil titulados de caminos ejercientes que existen en España han anunciado su asistencia.La época de oro que, en opinión de Torroja, está viviendo la ingeniería civil en España desde 1986 -fuertes inversiones derivadas del plan de carreteras, el tren de alta velocidad y los proyectos de 1992- ha provocado una de las mayores explosiones de las obras públicas, pero, en contrapartida, ha generado muchas tensiones, en especial las que provienen de la intervención en el medio ambiente. "Autopistas, autovías y carreteras, presas y embalses, túneles y puertos están implantados en plena naturaleza, y siempre van a tener una particular incidencia en ella, por mucho que nos empeñemos los ingenieros y los poderes públicos en reducir al mínimo el impacto en el medio ambiente".

El presidente del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos señala, cuando se le pregunta por las grandes obras públicas que necesita todavía España, que se deberían regular los cauces de los ríos para evitar inundaciones catastróficas y para que cada vez haya más asentamientos humanos cerca de los ríos. "También habría que decidir los usos del agua, dado que aumenta el número de usuarios".

La malla europea

José Antonio Torroja, hijo del fundador del Instituto Eduardo Torroja, de Madrid, estima que en materia de transportes "hay que densificar ciertas zonas (como el sur de Aragón, este de Castilla-La Mancha) y dotar a la red general de carreteras de vías rápidas de largo recorrido y alta capacidad (autovías y autopistas), pero al mismo tiempo hay que resolver el acceso a las grandes ciudades". "Cuando se complete el plan nacional de carreteras quedará establecida una red que, sin llegar al nivel de los países más desarrollados, será bastante amplia y aceptable". En relación con el tren de alta velocidad, señala que establecer el ancho de vía europeo en España tiene sentido para integrarnos en una cierta malla europea.

¿Cómo modernizar España desde el punto de vista de un ingeniero? ¿Tenemos un gran retraso con respecto a Europa?

"Tenemos un retraso, pero no es abismal", responde. "Es verdad que debemos hacer un esfuerzo inversor mayor que el de otros países, un esfuerzo inversor continuado en obras públicas durante 15 o 20 años. En 20 años podríamos ponernos al nivel de Francia. Pero si se recortan las inversiones, sera mucho más difícil conseguir ese nivel".

José Antonio Torroja sigue desgranando reflexiones sobre otros temas, ya más de carácter interno, relacionados con esta profesión, que nació hace 200 años en España como un cuerpo de funcionarios de la Administración, que fue una de las carreras de mayor consideración social por aquello de "casarse con un ingeniero", aunque esto ya ha cambiado mucho, y que todavía conserva un punto mítico de ser una de las carreras más hueso, porque cuesta acabarla ocho años por término medio.

También se ocupa, al frente del colegio, de la homologación de la profesión con los ingenieros europeos -"nosotros no tendremos ningún problema para ejercer en Europa", precisa- y tercia en el debate planteado nuevamente en España sobre la colegiación libre u obligatoria. "Defendemos la colegiación obligatoria porque los colegios tienen, ante todo, una función no corporativa, sino social, la función de proteger la calidad de los servicios."