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Los coches que absorbe la M-40 permitirán rescatar para el peatón la Gran Vía, Serrano y los bulevares

Javier Casqueiro

Abril de 1992. La circulación en la red de carreteras y calles de Madrid se ha estabilizado. El cierre de la M-40 es un hecho y la situación en la nueva M-40, tras la apertura hace seis meses del tramo este, se normaliza. La velocidad de los coches en la almendra de la ciudad aumenta notablemente. Cincuenta mil vehículos han abandonado el centro y optado por las vías de circunvalación. Éstos son los resultados de una simulación realizada a instancias del Ayuntamiento. La propuesta es no abrir el paso a nuevos vehículos. El hueco lo podrían ocupar amplios paseos para peatones en Serrano, Gran Vía y los bulevares.

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La empresa Urban Systems Management, una de las más importantes consultorías de gestión de sistemas urbanos de Europa, realizó el año pasado, por encargo del Ayuntamiento, un estudio de simulación de lo que ocurriría con el tráfico en Madrid en 1992 cuando estuvieran en servicio la M-30 y distintos tramos de la M-40. Los autores de este informe, que es actualizado periódicamente, han revisado sus conclusiones ante las más recientes inauguraciones en la M-40.

La USM entiende que los 50.000 vehículos que absorberá la nueva M-40 cuando dentro de seis meses alcance la situación de equilibrio para sus actuales 33 kilómetros ininterrumpidos, deberían servir para esponjar la ciudad. Este término técnico quiere decir, simplemente, recuperar terreno perdido para los peatones. Un terreno perfectamente cuantificable y que se calcula, por ejemplo, en reconvertir para paseo y transporte público los cuatro kilómetros más comerciales de la calle de Serrano, un sentido de la Gran Vía y otro de los bulevares (lo que ahora se conoce como calle de Alberto Aguilera)

Ganar 22 kilómetros de aceras

Pedro García Alarcón, el responsable de USM, es incluso más optimista. Los datos que ofrece el programa de simulación del tráfico, utilizado en 190 organizaciones de todo el mundo y en trabajos para una docena de ayuntamientos españoles, permiten estimaciones más aventuradas. Con estos 50.000 coches que saldrán del centro -que se ampliarán a 100.000 cuando la M-40 esté totalmente terminada- se podrían ganar 22 kilómetros de calles de dos metros para aceras. La valoración tiene en cuenta también que en el futuro, además. de la atención al peatón, habrá que dar un mejor servicio de carga y descarga, así como más fluidez en las calles para ambulancias y coches que realicen tareas de emergencia. La USM sostiene que el Ayuntamiento debe apostar, con urgencia, por no permitir que la aparente mejor circulación que se observará en el centro en estas semanas incite a los ciudadanos que se habían acostumbrado al transporte público a circular con su coche.

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Estas ideas de la USM no han sido escuchadas, hasta ahora, por el Ayuntamiento. El estudio encargado permanece en el olvido. García Alarcón lamenta la falta de visión municipal: "Madrid es una ciudad congestionada y desorganizada en la que se nota que durante años no ha habido una política de tráfico"

Asegura USM que éste es el momento para actuar y no con sentir que los huecos que dejarán en el centro los coches que se trasladen por las rondas sean ocupados por otros. Esta consultoría propone recuperar para el uso de los peatones dos grandes ejes, en el plano Norte-Sur la ca lle de Serrano y en el Este-Oeste los bulevares.

García Alarcón defiende que, una vez que se cierre totalmente la M-30, se podrá esgrimir ante el ciudadano la contrapartida de limitar algunas calles para los coches. Algo que USM ya ha puesto en práctica en Vitoria y que empieza a hacer en el barrio chino de Barcelona. Estabilizar la reducción de coches en el casco supondría, en cuanto aimpacto ecológico, rebajar un 30% la emisión de contaminantes.

Los técnicos de USM incluyen entre las calles a regenerar para pasear la Gran Vía y posiblemente un sentido de Ríos Rosas, siempre que los vehículos procedentes de la carretera de La Coruña tengan la alternativa de la M-30 (avenida de la Ilustración sin semáforos y con pasos a distinto nivel en los cruces) para llegar a la zona este.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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