La obra aparte de Joaquín Rodrigo
Con asistencia del príncipe de Asturias se celebró el pasado viernes en el Auditorio Nacional de Música el concierto homenaje a Joaquín Rodrigo, primero de los que, con ocasión de su 90º aniversario, se celebrarán en Europa, América y Japón, patrocinados por el Ministerio de Cultura, la Sociedad General de Autores de España (SGAE), el V Centenario y, en el caso de Madrid, la firma automovilística BMW.Ser Joaquín Rodrigo es mucho ser, y alcanzar nueve décadas de vida y siete de compositor en activo es mucho alcanzar. En su momento, cuando se estrenó el Concierto de Aranjuez, en el año 1940, se repitió que estábamos ante "la música de estos años", pero el autor de la frase acaso no calculó hasta qué punto iban a perdurar, en el mundo entero y como compañía cotidiana, estos pentagramas llenos de gracia, poesía y originalidad.
Orquesta Nacional de España
Director: E. García Asensio. Solistas: T. Berganza, mezzosoprano, y G. Sollscher, guitarrista. Obras de Joaquín Rodrigo. Auditorio Nacional. Madrid, 11 de octubre.
Casi 50 versiones grabadas existen del célebre concierto, además de las innumerables adaptaciones, y nombres como Ormandy, Barenboim, Davis o Muti figuran entre los directores de esa obra aparte, ese caso de tan formidable éxito que no tiene precedentes en la historia musical de nuestro tiempo.
Volvió a sonar, siempre familiar y sorprendente, el Concierto de Aranjuez, en manos del guitarrista sueco Goren Sollscher, con la Orquesta Nacional de España dirigida por Enrique García Asensio, músico valenciano como Rodrigo. La clara y bien entendida interpretación fue acogida con largas ovaciones, y el público, que llenaba la sala, rindió al compositor un homenaje entusiasta.
Donaire
Cantó la mezzosoprano Teresa Berganza los Madrigales amatorios (1947-1948) y tres Villancicos (1952), ejemplo del gran lírico y músico garboso que es Rodrigo. Con su elegancia peculiar y su perfecto dibujar melodías y ornamentos en el aire, Berganza hubo de repetir Aire y donaire, dos términos bien adecuados para su arte como para el de Rodrigo.Enrique García Asensio y la Orquesta Nacional ofrecieron limpias y puntuales traducciones de la Zarabanda y villancico (1926-1930) y de En busca del más allá, escrita con ocasión del bicentenario de Estados Unidos. Se trata de un Rodrigo diferente, lejano de su habitual neocasticismo y más afín con el ilustrador certero de piezas dramáticas y fílmicas. Se reprodujo el clamor cuando, al final del programa, Rodrigo subió al estrado. Parecía feliz, sereno y lógicamente emocionado este raro creador hispánico, profeta en su tierra y fuera de su tierra.
Babelia
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