Lonas para otra 'marcha verde'
Rabat reagrupa a las tribus dispersas del Sáhara Occidental
El Gobierno de Marruecos está empeñado en una ambiciosa operación de reordenación demográfica para reagrupar en torno a tres capitales del Sáhara Occidental (Smara, Dakhla y El Aaiún) las tribus saharauis, que durante este siglo se han dispersado por todo Marruecos. Esta operación, similar a la marcha verde efectuada en 1975, pretende según versiones oficiales de Rabat, devolver a la región todo su cuerpo electoral, pontenciando así en el referéndum de autodeterminación el voto marroquí y marginando el independentista.
El campamento de la unidad en El Aaiún es un símbolo. Se levanta a las afueras de la ciudad, al pie de la carretera que lleva a Smara frente al barrio de Jatararrída, uno de los más macabros y tristes escenarios de la represión española contra el movimiento nacionalista saharaui. El recinto es un lugar abierto, fácilmente accesible pero inexplicablemente prohibido para determinados medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS.El campamento de la unidad de El Aaiún es, por ahora, una ciudad de aspecto casi fantasmal, constituido por centenares de jaimas que se yerguen a lo largo de calles perfectamente asfaltadas y vacías. Las tiendas de campaña se agrupan en torno a enormes carteles en los que, escrito en árabe y carácter latino, aparece el nombre de la tribu. La mayor parte de los habitáculos permanecen desiertos y sólo en algunos de ellos, al fondo, se pueden vislumbrar grupos reducidos de mujeres y niños. Los depósitos de agua recién pintados de negro, han sido colocados en una esquina de las parcelas, mientras grupos de obreros municipales trabajan para llevar el suministro eléctrico al lugar.
"Diluvio marroquí"
Saleh Zemrag, gobernador de El Aaiún (100.000 habitantes), asegura que el campamento de la unidad alberga de 60.000 a 70.000 personas y justifica el aspecto semidesierto porque la mayoría de sus ciudadanos pasa el día en el centro de la capital, en casa de sus familiares o amigos, en perfecta y compacta simbiosis con la población asentada. Otros funcionarios, menos cualificados que el gobernador, afirman, sin embargo, que el aspecto semivacío se debe a que la mayoría de los componentes de esta segunda marcha verde aún no han llegado. Para el Frente Polisario se trata simplemente de "un diluvio marroquí sobre el Sáhara Occidental" cuya única razón de ser es manipular el censo.Pero al margen de la polémica sobre el número de personas desplazadas desde el norte de Marruecos al Sáhara Occidental, todos coinciden en asegurar que los recién llegados o quienes han de venir son originarios del área.
Para justificar esta oleada migratoria hacia el Sáhara Occidental los medios informativos marroquíes y la Administración han reabierto las heridas provocadas por la operación Ecouvillon. Esta acción tuvo lugar en 1958 y pasó desapercibida para una Europa absorta en el problema argelino. La operación militar fue efectuada conjuntamente por Francia y España y en ella participaron un total de 14.000 hombres, 130 aviones y 600 vehículos. La misión esencial fue la de reafirmar la presencia española en la zona y evitar un retroceso "vergonzoso" de la Legión, que se preparaba ya a embarcar y abandonar El Aaiún y Villa Cisneros, acosada por el movimiento independentista. La operación, desde el punto de vista militar, fue un éxito, y los detalles de la misma se han conservado hasta ahora en el gran baúl de los secretos oficiales de España.
Los componentes de esta segunda marcha verde son, entonces, los saharauis que huyeron al interior de Marruecos para eludir la represión franquista y que ahora, 31 años más tarde, vuelven de acuerdo con el plan del referéndum aprobado en la ONU, en uno de cuyos apartados se reconoce el derecho de estos ciudadanos de volver a su antiguo territorio para ejercer el derecho al voto, según aseguran portavoces de la Administración marroquí.
En El Aaiún nadie parece oponerse a su regreso. La mayor parte de los ciudadanos reaccionan como Mohamed, un comerciante oriundo de Fez, asentado en la provincia desde hace más de 15 años, que se frota ahora las manos asegurando que la ciudad pronto alcanzará los 400.000 habitantes y se convertirá en la California de Marruecos. Otros hablan de ahora le toca el turno a Ceuta y Melilla.
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